Cine / crítica

Los estrenos bajo la lupa de Escenario

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"El despertar del diablo"
Calificación: 2 estrellas. Intérpretes: Aaron Stanford, Kathleen Quinlan y Vinessa Shaw. Dirección: Alexandre Aja. Género: terror. Salas: Del Siglo, Monumental, Showcase y Village.

"El despertar del diablo" es la remake de la película de Wes Craven "Las colinas tienen ojos" que, rodada en 1977, marcó el debut en Hollywood del realizador francés Alexandre Aja, un experto en cine de terror que años atrás espantó a los espectadores del Festival de Cine de Mar del Plata con "Alta tensión".

La anécdota es sencilla: una típica familia norteamericana cae, en medio de su viaje por desierto, en una trampa mortal. En busca de un atajo para llegar a California, se encuentran en el camino con un grupo de víctimas de pruebas nucleares que, abandonados a su suerte, se han convertido en una criaturas espantosas que, para peor, se alimentan de carne humana.

El conflicto, que en los títulos se insinúa como una crítica a los excesos que los gobiernos cometen en nombre de la ciencia, se resuelve sin sutileza. La familia, como insisten en querer hacernos creer los poderes conservadores , se erige como la última trinchera para defender a la civilización de la barbarie. El baño de sangre es inevitable. Y adiós a las criaturas del mal, que, como es de imaginar, son las verdaderas víctimas, las que no tuvieron siquiera la posibilidad de defenderse.

R.L.
"El custodio"
Calificación: 2 estrellas. Intérpretes: Julio Chávez y O. Núñez. Dirección: Rodrigo Moreno. Género: drama. Duración: 95 minutos. Salas: Monumental, Showcase y Village.

"El custodio" muestra un retrato de la violencia en la figura de un guardaespaldas con una vida en apariencia sin sobresaltos. La opera prima del director Rodrigo Moreno resulta una muestra de un tipo de cine que intenta distanciarse de las fórmulas y las convenciones.

Un producto con esas características, requería de un elenco que se adaptara a las ideas y sutilezas del director, sobre todo teniendo en cuenta que es la gestualidad del cuerpo y la mirada, y no las palabras, las que expresan a los personajes. La dificultad fue resuelta notablemente por un elenco de muy buenos actores encabezado por Julio Chávez como el custodio, pero en el cual se destacan todos por igual.

Curiosamente lo que resulta un mérito y que al mismo tiempo le reportó al realizador del filme un premio en el Festival de Cine de Berlín, también puede transformarse en una dificultad, ya que la escasez de diálogos, los extensos planos secuencias y los climas tensos en los que raramente se introduce la humor, le restan dinamismo a un filme que de todas maneras logra transformar los silencios en una herramienta expresiva.

R. B.