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 martes, 07 de febrero de 2006  
El intendente Miguel Lifschitz le entregó un relicario
Rosario le dio la bienvenida a viva voz al Negro Fontanarrosa
Centenares de personas, mariachis, una autobomba y hasta una orquesta emocionaron al escritor

Isolda Baraldi / La Capital

Y al Negro Fontanarrosa se le escapó un lagrimón. Es que las más de 300 personas que lo vivaron junto a los mariachis, la banda infanto juvenil de la Municipalidad, los desfiles de los gauchos y autos antiguos; el colectivo a cielo abierto lleno de amigos y hasta el propio intendente Miguel Lifschitz, conformaron un escenario emocionante. "No soy nórdico", dijo después, haciendo una vez más gala de su buen humor. Lo cierto es que todo salió como los amigos del escritor habían previsto: un festejo popular, delirante y bizarro. Pura sorpresa para Roberto Fontanarrosa, que regresó ayer a la madrugada desde Colombia luego de participar en un encuentro internacional de escritores donde lo premiaron especialmente.

El escritor y humorista salió al balcón junto a su mujer Gabriela y saludó con la mano en el corazón a la multitud una y otra vez. Mientras los gritos y la música seguían a pleno, agachó la cabeza y buscó el hombro de su compañera para esconder las lágrimas. Fue el momento más cálido de la jornada y más de uno también se secó disimuladamente los ojos, aunque sin dejar de aplaudir ni de alabarlo a los gritos.

A las 13 la gente comenzó a agruparse en la plazoleta del Distrito Centro, Wheelwright al 1500, frente al edificio de departamento del escritor y humorista. El punto culminante fue cuando los mariachis arrancaron con sus clásicas canciones y poco después apareció la autobomba de los Zapadores, los gauchos a caballo y en carros, el colectivo a cielo abierto cargado de personas y los autos antiguos en desfile. Los aplausos y el grito de "Negro querido, Rosario está contigo", más la marcha de Rosario Central emocionaron no sólo al homenajeado sino también a los participantes.

"No me esperaba esto de ninguna manera, es increíble. Parece más una de esas bienvenidas a Nicolino Locche, en fin parece que tiene poco que ver con la literatura que a veces tiene cierto acartonamiento, pero bueno, el humor justamente provoca estas cosas", comentó el artista en su casa rodeado de familiares y amigos.

Fue allí donde recibió nuevos premios y regalos. Lifschitz se hizo cargo de darle un relicario con un tintero y una lapicera ideada y realizada por Dante Taparelli, y con una sorpresa especial: la tinta de la pluma más otro litro guardado en un frasco fue bendecido por todos los amigos.

"La verdad es que no sabía que la tinta puede tener ese aditamento, pero me gusta mucho que la hayan bendecido", agregó. No fue el único regalo, también hubo banderas de Rosario Central, plaquetas, una carta especial de Hermes Binner, y un escudito de oro del municipio.

Pero tal vez el regalo más preciado fue el fervor de los fanáticos que durante más de una hora lo vivó a más no poder y lo aplaudió a rabiar. Todo el edificio sacó banderas, tiraron papelitos a la calle, y disfrutaron de la fiesta. Es más, algunos pacientes y empleados del Sanatorio Británico salieron también a los balcones a participar. Uno de ellos no tuvo problemas y se levantó con su suero a cuestas para unirse al grito de "El Negro es nuestro" y "Olé, olé, olé, Negro, Negro".

Con una sonrisa en la cara Lifschitz se tomó su tiempo para disfrutar el recibimiento. "Es un homenaje a uno de los grandes que tenemos acá, que nunca se fue, y primero en el Congreso de la Lengua Española, y ahora con este premio que le dieron los escritores, no sólo reconocemos al humorista, al hombre de la ironía y de la sátira, sino también a uno de los mejores escritores de la Argentina", remarcó el intendente, momentos antes de ingresar al departamento de Fontanarrosa para entregarle el premio.

Allí fue donde el artista relató también su sorpresa por el premio que le dieron escritores de la talla de Fernando Savater, entre otros. "Fue toda una sorpresa y pregunté por qué me dieron el premio. Porque seguro que no es a la excelencia literaria, a mí me parece que lo dieron porque en la charla que participé en el Teatro Heredia lleno hubo muy buena comunicación con el público", remarcó. Lo cierto es que más que diálogo con el público, tanto la prensa colombiana como los diarios nacionales dieron cuenta de que el rosarino hizo morir de risa a los colombianos y extranjeros presentes.

Una y otra vez el escritor y humorista dijo ayer que la fiesta duplicó la sorpresa que tuvo en Colombia. "Esto es una sorpresa y un honor doble", aseguró por el recibimiento del que fue objeto.

En rigor fue él mismo quien tiró la primera idea. Es que en Cartagena de Indias (Colombia), cuando le entregaron el premio ironizó: "Seguro que en Rosario, deben estar festejando en las calles". Y ayer los rosarinos festejaron de verdad y sin pudor al intelectual rosarino tal vez más querido.
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La gente demostró su admiración por el escritor.

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