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 martes, 07 de febrero de 2006  
Chau pucho. En los bares del centro el acatamiento a la norma es dispar
El municipio sale a la calle a favor de la ley antitabaco
Se distribuirán folletos y afiches en bares y quioscos. Sumarán postales y mensajes en tarjetas de colectivos

"Apagá el pucho, encendé la vida". Con esta consigna, la Municipalidad lanzó una campaña de difusión de la ley provincial que, entre otras cosas, prohíbe fumar en espacios públicos cerrados. Afiches para lucir en bares, restaurantes y quioscos, volantes para colocar sobre las mesas, postales y mensajes en tarjetas de colectivos invitarán a abandonar el vicio y promocionarán los cursos para dejar de fumar que comenzarán a dictarse a partir de marzo (ver aparte).

Con esta batería gráfica, el municipio buscará que los rosarinos respeten la norma que si bien está en vigencia desde el pasado 9 de enero, todavía pasa inadvertida en muchos comercios. Y allí donde fue puesta en práctica, en aquellos bares y restaurantes que prohíben a sus parroquianos fumar, generó más de un encontronazo. Tanto que en la ciudad de Santa Fe un mozo resultó golpeado por un cliente que se resistía a apagar el cigarrillo.

Justamente para evitar estos malentendidos, inspectores municipales comenzarán a repartir hoy folletos y carteles que indican los alcances de la ley antipucho e invitan a dejar el vicio. Al mismo tiempo, se distribuirán afiches en los quioscos que recuerden la prohibición de vender tabaco a menores de 18 años o realizar publicidad de cigarrillos en la vía pública y eventos deportivos o culturales.

La campaña está auspiciada por la Asociación Empresaria, Hotelero, Gastronómica y Afines de Rosario y -según explicó la directora de programación de salud del municipio, Beatriz Martinelli- no apunta a reforzar la prohibición sino que invita a cortar con el vicio.

"Sólo decimos si querés dejar de fumar te ayudamos y damos la dirección de correo electrónico ([email protected]) donde la gente se puede anotar en los cursos para abandonar el hábito", señaló la funcionaria.


Clientes enojados
Es que, a casi un mes de su entrada en vigencia, la puesta en marcha de la ley antitabaco sigue resultando conflictiva. No son pocos los bares que todavía reniegan de tener que hacer cumplir la norma. Y tanto en los que prohíben fumar a sus clientes como en los que no, siempre hay alguien disconforme: o los que se indignan frente al pedido de que se apague el cigarrillo, o quienes reclaman su derecho a respirar aire puro.

En El Cairo (Santa Fe y Sarmiento), los mozos ya manejan un instructivo para explicar por qué todavía se reservan mesas para fumadores. La primera frase es que se trata de una decisión de los dueños, después le siguen toda una serie de detalles sobre la falta de reglamentación de varios artículos de la ley, su escasa difusión o la ausencia de inspectores para controlar su cumplimiento. "Aún así hay gente que se enoja mucho y se van prometiendo que van a hacer una denuncia o escribir una carta de lectores en el diario", confiesan los trabajadores.

En cambio, en el Olimpo (Urquiza y Mitre) quienes abandonan las mesas son los fumadores. Desde que la ley entró en vigencia, del local desaparecieron los ceniceros, inclusive del patio cubierto, y si bien su encargada reconoce que han perdido algunos clientes destaca que también ganaron otros. "Hay gente que llega y pregunta si hay lugar para fumadores y cuando les decimos que «no», se van; pero hay otros que se quedan por esta misma razón", cuentan detrás del mostrador.

En La Sede (Entre Ríos y San Lorenzo), los dueños se tomaron un tiempo para hacer cumplir la nueva norma, pero desde hace dos semanas no dejan fumar ni al más antiguo de los parroquianos. "Queríamos ver cómo se adaptaba la gente, y como comprobamos que en general eran respetuosos decidimos ponernos estrictos y prohibir el cigarrillo", recordó el encargado.

En otros bares céntricos intentan desarrollar una suerte de solución salomónica que no siempre los lleva a buen puerto. Tanto en La Esquina (San Lorenzo y Sarmiento) como en Laurak (Santa Fe y Entre Ríos) se permite fumar sólo hasta que alguno de los clientes se queja. "Entonces pedimos a la gente que apague el cigarrillo", señalan las mozas del Laurak. Pero no todos responden de igual forma. "Algunos se ponen mal, discuten y se terminan yendo", dicen las mozas .
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