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 domingo, 04 de diciembre de 2005  
Lecturas
Aprendizaje en clave cómica

Irina Garbatzky

Charly es un joven gay madrileño que se encuentra en el main stream californiano rodeado de artistas famosos, directores de cine y pornografía. El paisaje de un sol adolescente, música disco y vegetación artificial se vuelve perfecto si lo situamos en una década: 1970. La novela cruza así dos ciudades antagónicas: California y Madrid. "Mati no sabía nada y se quería morir -se lee-, y a lo mejor ya había empezado a morirse, nada más colgar, y ahora había en Madrid, a principios de agosto del 74, por lo menos dos personas que se estaban muriendo, Mati Figueroa y Franco, pero yo tenía mucha prisa porque Chuchi estaba a punto de llegar para llevarme a ver a Tom Montgomery".


Interrupciones
El cruce sucede "entre bambalinas". En la ciudad del deseo, donde un club de estrellas y un grupo de amigos de nombres rutilantes -como Ynka Pumar o la Fabulosa Fabiana- juegan a los debuts sexuales frente a las cámaras de cine, hay un nombre que martillea desde la otra punta del océano. "Luisito Soler me llamó por teléfono desde España a cobro revertido y me contó, muy excitado, que Franco llevaba una semana en un hospital, con flebitis y desarreglos gástricos", o bien: "A Luisito le han detenido"; y luego: "necesito ese dinero para que Luisito pueda salir de la cárcel". En California, las noticias de Luisito Soler, el amigo de Charly anclado en la España franquista son los únicos "inconvenientes" que interrumpen el sexo, las citas, la fiesta.

En California todo parece una mala traducción. Ese aire de artificio que se respira por las calles se parece a una película de Hollywood doblada al castellano. Todas las estrellas que aparecen en la novela realzan esta ambientación: Frank Sinatra, Casey Donovan, Peter Fonda desfilan por los decorados kitsch de los Estudios Universal.

Si California es "un estado de ánimo" algo parecido cabe decir del lenguaje que allí se habla. Con algo de ironía el escritor utiliza un español americanizado, ese español que uno ha leído o escuchado por TV y que se imagina en la boca de los latinoamericanos residentes en Estados Unidos, en donde güeitear es esperar, muvis son "películas", y chiperos los que cobran barato.

La novela se divide en tres apartados. La primera es "Sin Corazón", como llama Mendicutti a esos días vividos en California, en donde todos usan la palabra "gorgeous!" y confunden al protagonista con Johnny Weissmuller. Luego, "Sin cabeza" relata la vida de Charly, 30 años después, cuando, ya en España, trabaja en una empresa, y por último "Sex Shop en Hollywood Boulevard" es la visita retrospectiva sobre esos días de locura.

Se dice que las novelas de aprendizaje son aquellas en las que el protagonista se encuentra con una serie de acontecimientos que a través del tiempo lo modifican sustancialmente. Tal vez "California" sea una novela de aprendizaje en cierta clave cómica. Una novela de aprendizaje de la banalidad y la represión. Y también, una novela del aprendizaje y el recomienzo: la España a la que Charly vuelve después de que Franco ha muerto, es una España también banal y reprimida. Al cabo de 30 años, Charly ha vuelto a ser Carlos, un hombre progresista que toma partido por los acontecimientos que lo rodean.

Eduardo Mendicutti es un narrador español cuyas novelas "El ángel descuidado" (2002) y "Los novios búlgaros" (1995) han sido premiadas y llevadas al cine. Ha insistido a lo largo de su obra en favor de la tolerancia y los derechos homosexuales. Con "California" realiza un homenaje a sus años de juventud, el tiempo que fue un sueño en un costado del planeta y una pesadilla en el otro: el máximo desenfreno y el gobierno dictatorial. Una geografía emocional donde "los mapas sólo son fieles a recuerdos", los recuerdos de dos ciudades en donde, de distintas maneras, nunca se veía la luz.
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La obra de Eduardo Mendicuttti insiste en los derechos de los homosexuales.

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