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 domingo, 04 de diciembre de 2005  
Agentes de frontera de EEUU juegan al gato y al ratón

Laredo, Texas. - Cámaras termo sensibles. Detectores de movimiento. Sistemas de rayos X. Aviones teledirigidos. Anteojos de visión nocturna. Helicópteros. Más de 11.000 oficiales de patrulla fronteriza y más a ser reclutados. EEUU está desplegando una formación de equipamiento de alta calidad y una pequeña armada de agentes a lo largo de su frontera con México para detener a quienes quieran entrar ilegalmente y disminuir el influjo de drogas hacia el mercado más rico del mundo.

Pero siguen entrando y Laredo, dividida de su ciudad mexicana gemela Nuevo Laredo por el Río Grande, es un ejemplo tanto del uso efectivo del equipamiento de alta tecnología, como de la tarea monumental de mantener el control de un torrente interminable de productos y de personas cruzando la frontera.

Toda una pared del cuartel de la patrulla fronteriza de Laredo de EEUU está ocupada por pantallas de televisión que transmiten imágenes de 28 cámaras termo sensibles dispuestas en elevados postes con vista al Río Grande. Las cámaras detectan el calor corporal y son tan sofisticadas que pueden ver a través del follaje del denso y espinoso arbusto mesquite a lo largo del lecho del río e, incluso, de la pared de metal de un vehículo de carga si alguien está escondido en su interior.

Dos líneas de agentes frente a la pared trabajan las 24 horas del día con computadoras que les permiten realizar acercamientos sobre movimientos y darles indicaciones a los oficiales que patrullan el área a pie y en jeeps. Su equipamiento incluye anteojos infrarrojos que convierten la noche en día.

Es de lo más avanzado posible. "No hay una sala de control ni un sistema como este en ningún lugar de toda la frontera", dice el jefe John Montoya, quien está a cargo de un sector de más de 270 kilómetros y de 948 agentes.

Mientras miran la pared de pantallas y ven las imágenes de personas entrando al río del lado mexicano, es difícil imaginarse cómo alguien que trate de entrar EEUU ilegalmente puede llegar a lograrlo. Pero luego uno se da cuenta de que varios monitores no funcionan. Algunas de las cámaras, dicen los agentes, tienen 15 años de antigüedad, proclives al mal funcionamiento y reacias a las altas humedades.

El año pasado, según estadísticas oficiales, la patrulla de frontera de Laredo capturó a un promedio de 206 personas por día que nadaban o que se abrían paso por las aguas verde oscuro del río tratando de ingresar a EEUU. "Lo que ocurre aquí es un juego de gatos y ratones", dijo Daniel Hernández, el cónsul mexicano en Laredo. No hay una estimación aproximada de cuánta gente y cuánta droga pasan. "Su cálculo es tan bueno como el mío", dice el jefe Montoya. "Sabemos cuánta gente capturamos y cuánto incautamos. Pero no sabemos cuánto se nos escapa".

Las estadísticas explican por qué sería irreal esperar que la frontera sea impermeable. Por Laredo solamente, 7,7 millones de vehículos y camiones con acoplado cruzaron hacía EEUU en el año fiscal de 2005 que concluyó en septiembre, un sorprendente promedio de 21.000 al día.

Cada vehículo es revisado dos veces, una vez en el punto de entrada a la frontera y una vez nuevamente en un punto de revisión a 25 kilómetros hacia el interior profundo de Texas. Los días de mucho movimiento y los fines de semana, cuando los mexicanos van de compras a los centros comerciales de Laredo, puede tomar más de una hora para cruzar los puentes de más de un kilómetro de largo.

Mientras que el Río Grande, conocido como el Río Bravo en México, conforma una barrera natural en el sudoeste, la frontera más hacia el oeste pasa por áridos desiertos donde las temperaturas en verano se acercan a los 60 grados centígrados. En partes de esa área, las redes de sensores de suelo pueden detectar pisadas.

En septiembre, la patrulla de frontera comenzó a volar aviones teledirigidos Predator B para monitorear porciones remotas de la frontera de Arizona. Los vehículos aéreos a control remoto son versiones actualizadas de las aeronaves Predator que la CIA usaba en Afganistán para encontrar a los líderes talibanes.

El equipamiento de alta tecnología ha jugado un papel trascendente en el aumento de las personas capturadas a lo largo de la frontera. El número llegó a un total de 1.188.997 cuando finalizó el año fiscal 2005, contando de dos años atrás a la fecha, de acuerdo con la patrulla de frontera.


Más riesgo, más muertes
El incremento en los controles ha tenido una consecuencia no deseada: según cifras oficiales, 472 personas murieron tratando de cruzar hacia EEUU hasta fines de octubre de este año de calendario, un número récord.

Los expertos en migración dicen que, con las rutas tradicionales de paso fronterizo más embotelladas que nunca, los inmigrantes ilegales están probando métodos más arriesgados y terrenos más peligrosos. También están haciendo un creciente uso de grupo criminales organizados dedicados al negocio del tráfico de personas.

Lo que lleva a las personas a arriesgar sus vidas al intentar entrar a EEUU es la oportunidad económica y las leyes del libre mercado, que generan una constante demanda de mano de obra barata.

El salario diario mínimo en México, por ejemplo, es menor que el mínimo por hora en EEUU. La disparidad con América Central es aún mayor. "Todos nuestros agentes entienden que ellos (los inmigrantes) vienen en busca de una mejor vida", dice Montoya, el jefe de Laredo. "Si estuviéramos en su lugar, haríamos lo mismo". (Reuters)
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