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 sábado, 26 de noviembre de 2005  
Para los docentes, "hay que ser valientes y trabajar"
También aseguran que es fundamental el apoyo que reciban de los directivos

Alejandro Preis es arquitecto, trabaja como profesor de tecnología en la Escuela Nº1172 Paul Harris de Rosario y tiene una convicción: "En la educación, cuando uno está seguro de que puede hacer bien hay que ser valientes, animarse y trabajar". Con esta firmeza encaró la educación sexual y en la promoción de la salud en su escuela. En especial, al ver que los alumnos requerían información y conocer que había alumnas de 12 y 13 años embarazadas.

Preis dice que no es fácil, en especial porque en las escuelas durante mucho tiempo se ha prohibido hablar de muchas cosas, entre ellas la sexualidad. "La religión tiene gran peso en esta situación y hace que la ley de educación sexual sea aún es difícil de aplicar", reflexiona el docente. Considera que no puede estar ajeno a involucrarse en la educación integral de sus alumnos. En rigor, trabajó con los chicos de entre 5º y 7º años de la EGB con videos educativos, charlas con los jóvenes del Promusida y sobre todo con el acompañamiento de los padres.

Alejandro Preis destaca un punto que es decisivo en este tipo de emprendimientos: el apoyo institucional y de la dirección de la escuela. Por eso, Liliana Faba, vicedirectora de este colegio rosarino, asegura que "intentamos que esta educación se haga extensiva" a los distintos cursos y también a los padres.

En el mismo sentido opina Mirta Carpino, la directora de la Escuela Técnica Nº625. "El rédito pedagógico de esta experiencia es que no sólo trabajamos la currícula, sino que los contenidos se dan dentro de un proyecto, donde se destaca sobre todo el aprendizaje actitudinal".

Verónica Negroto, profesora de biología de la Escuela Pedro Cristiá, también entiende que esta tarea trasciende los contenidos de una disciplina. Por eso, a pesar de ya no ser la docente de las alumnas involucradas en el Promusida, sigue de cerca el trabajo que realizan. "Lo más importante es la concientización que se alcanza en el trabajo de par en par", dice la profesora además de recordar que esta capacitación demandó un seguimiento (también con distintos profesionales) para que la información que manejen sea rigurosa.

A su vez, los psicólogos Laura Perelli y Eduardo Bertolino, junto a la licenciada Mónica Evangelisti, coordinadores del área de educación del Promusida, dicen que "desde sus inicios -hace doce años- el programa de la Municipalidad de Rosario consideró a la comunidad educativa como uno de los ámbitos privilegiados para desarrollar tareas de prevención".

Recuerdan que en ese momento las demandas que atendían estaban en su mayoría disparadas por la desorientación y la angustia de los docentes que se enteraban de que contaban con un niño infectado por el VIH entre sus alumnos. "El trabajo de esclarecimiento que llevamos a cabo los profesionales de la salud con padres y docentes despejando dudas y procurando desarmar mitos y prejuicios fuertemente arraigados favoreció en la mayoría de los casos abordar estas situaciones respetando los derechos del niño a aprender y a no ser discriminado", agregan.

Ese trabajo los hizo entender que semejante problemática no podía quedar sólo en manos de expertos o especialistas externos a la escuela, sino que la misma debía implicarse como agente de promoción de la salud. Así surgieron los cursos de formación docente sobre el VIH/Sida en la escuela.

"Desde nuestra perspectiva -agregan- abordar el VIH/Sida en la escuela no se reduce a hablar de los aspectos biomédicos y epidemiológicos de la enfermedad: caracterizamos al Sida como un problema social complejo y su tratamiento implica problematizar las representaciones, conceptos y prácticas que los actores tienen acerca de la salud y la enfermedad, hablar del cuerpo y la sexualidad, de relaciones interpersonales, géneros, discriminación, normalidad y desviación, vulnerabilidad social, políticas sanitarias, etcétera. Es decir, implica dar cuenta del VIH/Sida en sus múltiples dimensiones: biológica, económica, política, jurídica, social, etcétera.".

Según añaden, a lo largo de más de una década se sumaron muchos docentes al programa, encarando proyectos del aula, institucionales y hasta comunitarios. Por eso no extrañó la respuesta que recibieron de estas escuelas cuando en 1998 se puso en marcha la capacitación de jóvenes y adolescentes como promotores de salud.

"Fue así -recuerdan los coordinadores- que muchos estudiantes comprometidos con valores solidarios sintieron que con sus acciones muchos otros jóvenes podían aprender a cuidarse y cuidar a otros sin renunciar a disfrutar de la vida. Consideraban que conocer acerca de estos temas poco hablados los haría más libres a la hora de elegir. Pensaron, entonces, acerca de cómo sensibilizar a sus pares e idearon nuevas estrategias".
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