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 sábado, 26 de noviembre de 2005  
Instrucción pero con ética

Los hechos de violencia sucedidos en París en las últimas semanas puso en la mesa de discusiones el rol de la educación, sobre todo cuando se trata de analizar el papel que ésta tiene como integradora en una sociedad plural. Santos Guerra también se refirió a este problema.

-¿Qué papel debe tener la educación en materia de integración frente a fenómenos como los que ocurren hoy en Francia con los hijos de inmigrantes?

-Si la escuela no forma en valores no sirve para nada. Los terroristas, los criminales, los presidentes de las multinacionales y muchos gobernantes tienen una instrucción extraordinaria. Pero emplean el conocimiento para oprimir, explotar y destruir a los otros. De los doce dignatarios nazis que decidieron crear los campos de extermino, más de la mitad tenían un doctorado. Lo cual quiere decir que un alto nivel de instrucción tiene poco que ver con la ética. Si la educación no es inclusiva, si no ayuda a reducir las diferencias, si no genera solidaridad no está cumpliendo su tarea esencial. Los dos fines fundamentales de la escuela son enseñar a pensar y enseñar a convivir. Lo sucedido en Francia es una advertencia de enorme importancia. ¿Qué estamos haciendo con la sociedad? ¿Qué estamos haciendo con los desheredados de la tierra? La rebelión de los parias del mundo está cargada de razones. Personas que han sido castigadas por la sociedad y que no han tenido acceso a la escuela, han dicho basta. Y otras que, cuando han ido a la escuela, han sido abocadas al fracaso. El ritmo de los aprendizajes que hay que hacer hoy en la escuela es tan grande que no hay tiempo en la escuela. Se necesita otra escuela en la casa para seguirlo. ¿Y los que no lo tienen? No podemos olvidar que existe el derecho a la escolarización. Pero hay otro derecho, más importante, que es el derecho al éxito en la escolarización. Por ejemplo, no se puede atribuir todo el fracaso de la sanidad argentina a la explicación de que los organismos de los pacientes son tan frágiles que no resisten los excelentes tratamientos de los profesionales de la salud.
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