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 sábado, 19 de noviembre de 2005  
Opinión: El cuento de la pipa

Alejandro Cachari / Ovación

Se fue Cuffaro Russo. ¿Sigue Zof? Si don Angel es el director deportivo y él eligió a Cuffaro, ¿es lógico y ético que lo reemplace por él mismo? Preguntas sin respuestas. Central no las tiene. Etico o antiestético, que Zof se transforme por enésima vez en el bombero voluntario del club ofrece la chance de pensar que no existe plan B.

Se va Zof, vuelve Zof. ¿Hasta cuándo? Es probable que para la dirigencia el objetivo de máxima sea evitar los insultos mañana cuando los canallas enfrenten a Arsenal. Si esa es la apuesta, vaya aspiración, probablemente lo consigan. Por lo demás, al pobre de Cuffaro no le fue fácil asumir una transición que prácticamente no tenía variantes respecto del ciclo anterior.

Es probable que Ariel se sienta más cómodo sentado al lado de Zof. Tan cierto como que don Angel le causó un daño irreparable a la imagen del ahora ex entrenador auriazul apareciendo en los entrenamientos cada vez que el equipo perdía. Su activa participación en la semana previa al clásico no hizo más que mostrar descarnadamente la debilidad para asumir uno de los momentos más importantes del año. Cuffaro se equivocó al diagramar una semana de misterios y desencuentros que después se le cayeron encima con la derrota consumada. Ahí comenzó a transitar los últimos metros de su primera etapa como entrenador de Central. Lo demás vino por decantación. Un equipo abrumado por la caída ante Newell's, consumido en lo futbolístico, demolido en lo moral y encima con conducción a dos aguas. Que Zof, que Cuffaro, que Cuffaro, que Zof. Fue un ciclo absolutamente permeable a cualquier versión. Víctima de cualquier supuesto que se echara a rodar.

Pensar en grande parece un ejercicio imposible para quienes se someten dócilmente a los actos demagogos. Tan sosos como inservibles. Pan para hoy y hambre para mañana.

A Central se le consumieron hasta las últimas migajas, pero siguen pensando en el futuro desprotegiendo descarnada y peligrosamente el presente.

En vez de abusar de Zof, que se deja abusar porque le encanta que abusen de él y de ello se ufana, no sería

conveniente empezar a diagramar un programa de trabajo a largo plazo con nombres y apellidos. Para ello es imprescindible tener imaginación, carácter, capacidad de conducción y sacrificio en pos de la institución que tanto dicen querer, defender y amar.
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