Año CXXXVIII Nº 48921
Política
La Ciudad
Economía
Información Gral
El Mundo
La Región
Escenario
Opinión
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 30/10
Mujer 30/10
Economía 30/10
Señales 30/10
Educación 29/10
Salud 26/10
La otra mirada 22/10

contacto

servicios
Institucional

 jueves, 03 de noviembre de 2005  
Manos a la obra. Siete desocupados y jubilados se unieron para reacondicionar la parada del ex Ferrocarril Mitre
Un grupo de vecinos recuperó y reconstruyó el Apeadero Sur
Limpiaron, pintaron e iluminaron el refugio y el andén, que se habían transformado en baños

Miguel Pisano / La Capital

"Ya no se podía vivir más", confió Alberto Verdún, un desocupado de 39 años que integra el sorprendente grupo de siete vecinos sin trabajo y jubilados que en un mes recuperaron, limpiaron, pintaron, reacondicionaron e iluminaron el Apeadero Sur, la parada del tren de pasajeros del ex Ferrocarril Mitre situada en la avenida San Martín y Romero de Pineda, en el lejano sur rosarino.

En realidad, el Apeadero Sur -inaugurado en 1981 por el intendente procesista Alberto Natale- corrió la misma suerte del país cuando el Estado abandonó sus funciones más elementales: la Municipalidad sólo construyó la obra y se desentendió de su mantenimiento; los ferrocarriles fueron generosamente privatizados; la empresa concesionaria se ocupó menos aún de la parada del lejano sur, y el simple andén de 60 metros con un refugio se había convertido en un baño público y hasta en un albergue transitorio improvisado, donde los pasajeros que bajaban de los escasos trenes que paraban corrían el riesgo de ser asaltados, a pesar de que justo enfrente se halla la subcomisaría 20ª.

"Esto era una mugre. Un día corrí a un pibe de 17 años que se estaba masturbando delante de los chicos, otra vez había uno que llamaba a los pibes desde atrás de un carrito, y hasta había otro tipo desnudo detrás del camión de un vecino", abundó Verdún, enfundado en un pantaloncito de Newell's. El hombre vive enfrente de la vía y se la rebusca "haciendo changas".

Uno de los datos más destacables del grupo de vecinos es su condición de desocupados o jubilados, que se unieron hace un mes y se arremangaron para cortar por lo sano con la historia negra del apeadero.

"No sabés las carretilladas de basura que sacamos", recordó José Yapura, un salteño morocho cincuentón y peluquero del barrio, que tiene un sencillo negocio cruzando la vía. Hartos ya de estar hartos, hace un mes se reunieron Verdún, Yapura, Juan Carlos Andrada -secretario del centro comunitario de la calle Cabildo-, Marcelo Iglesias, un jubilado metalúrgico de Fassero y Bonaudo, de 67 años; el Masa Cóceres, otro jubilado metalúrgico que sufre además una discapacidad motriz; Benjamín, un desocupado de 60 años "que no tiene ningún plan" y José Iglesias, un muchacho de 27 años sin trabajo y canalla desde su más tierna edad, advirtió con orgullo.

La primera tarea y, quizá, la más desagradable, fue el operativo limpieza, que comenzaron una tarde y continuaron todas las otras, dado que la mayoría aprovecha la mañana para rebuscarse un manguito cuando pinta algo. "Primero limpiamos las baldosas y después alquilamos una hidrolavadora para sacar la mugre del refugio", contó Verdún.

El segundo paso fue la pintura, con la que blanquearon el refugio por dentro y fuera. "Hicimos una vaquita entre nosotros y otros vecinos que colaboraron", reveló Iglesias.

Y después se embalaron y repararon la instalación eléctrica, que completaron con la compra de 11 lámparas y tres reflectores de sodio, con un presupuesto total de unos 400 pesos, en el que algunos vecinos y comerciantes colaboraron con algunas luminarias.

"Ahora queremos que no lo ensucien, por eso lo cuidamos entre nosotros. A la Municipalidad le pedimos elementos de limpieza y juegos infantiles, y al ferrocarril le solicitamos que vuelva a parar el tren para que esto tenga vida", se ilusionó Alberto, una de las voces cantantes del grupo.

"¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón", canta Fito Páez. Así, mientras vándalos aparentemente organizados destruían un bien social tan emblemático como una centenaria estación del ferrocarril y hasta los árboles en Haedo, aquí un grupo de desocupados y jubilados recuperó y reconstruyó el Apeadero Sur.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
La gente del barrio se juntó y le cambió la cara al Apeadero Groenewold.

Notas Relacionadas
Una metáfora de la Argentina en esta historia de 45 años

Ni el baño


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados