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 sábado, 02 de abril de 2005  
Sin consuelo. Juan Pablo II según la mirada de líderes mundiales y celebridades
Gorbachov: "Lo ocurrido en Europa oriental no habría sucedido sin la presencia de este Papa"
Fidel Castro admitió que Wojtyla luchaba por un mundo más justo

A lo largo de su pontificado, Juan Pablo II cosechó multitud de elogios y conceptos sobre su figura, desde estadistas a teólogos y filósofos. A continuación, algunas opiniones de figuras célebres sobre Su Santidad.

Mijaíl Gorbachov: Hoy podemos decir que todo lo que ha ocurrido en Europa del Este no habría sucedido sin la presencia de este Papa. Hoy, que en la historia de Europa ha habido un viraje profundísimo, Juan Pablo II ha jugado un papel decisivo. Nos encontramos en un momento muy delicado de transición, en el que el hombre, la persona, tiene y debe tener un peso verdaderamente determinante. Y todo aquello que sirva para reforzar la conciencia del hombre, su espíritu, es hoy más importante que nunca.

Fidel Castro: Me conmueve el esfuerzo que Su Santidad realiza por un mundo más justo. Si la globalización de la solidaridad que usted proclama se extiende por toda la Tierra y los abundantes bienes que el hombre puede producir con su talento y su trabajo se reparten equitativamente entre todos los seres humanos que hoy habitan el planeta, podría crearse realmente un mundo para ellos, sin hambre ni pobreza, sin opresión ni explotación, sin humillaciones ni desprecios, sin injusticias ni desigualdades, donde vivir con plena dignidad moral y material, en verdadera libertad, ¡ése sería el mundo más justo!.

Lech Walesa: En el Pontífice he encontrado al hombre de la confianza, al hombre cuya certeza de la existencia de la gracia divina se transmite enseguida a los demás. Toda su figura, sus gestos, el modo mismo con que se inclina, expresan confianza. Esta confianza se trasluce incluso en la manera de moverse, como si abrazara, caminando, a toda la tierra.

Hans Küng (teólogo crítico del Pontífice): Por suerte, la política exterior del Papa en los últimos años muestra una apariencia positiva. Apoyo al ciento por ciento su actuación incondicional por la paz en Irak y su apoyo al diálogo interreligioso, pero el balance en la política interna es terrible. El mismo que defiende los derechos humanos hacia afuera, los niega hacia adentro, sobre todo a los obispos, los teólogos y las mujeres: la prohibición de la píldora anticonceptiva, la negativa a la ordenación femenina, la corresponsabilidad en la catastrófica escasez de sacerdotes, el fracaso de la atención pastoral en muchos países y los escándalos de pedofilia en el clero que ya no se dejan ocultar.

Julián Marías (filósofo español): Ha sido frecuente en los medios de comunicación hablar de Juan Pablo II como un Papa político. Su influjo en la marcha del mundo ha sido y es considerable; pero es una descripción profundamente errónea. Creo que es un Papa religioso, que es precisamente lo que tiene que ser. Esta es su raíz, el centro de organización de toda su inmensa actividad. Un libro suyo está dedicado casi exclusivamente a su vocación sacerdotal, sin apenas alusión a su Pontificado. Se habla de él con frecuencia como conservador, quizá reaccionario, la verdad es aproximadamente la contraria: desde el siglo XVII ha sido el primer Papa que se ha sentido como en su casa en la filosofía de su tiempo.

Cardenal Joseph Ratzinger (prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe): Justamente en el sufrimiento físico y espiritual del Papa, que nadie puede fingir no ver, se encuentra un mensaje particular de la segunda mitad de su pontificado. En una sociedad en la que todo se orienta hacia la funcionalidad, la figura de un Papa sufriente es un testimonio de anticonformismo. El político debe irradiar impulso juvenil para parecer elegible. Las modernas profesiones empresariales presuponen un alto nivel de condiciones físicas: curiosamente, en una sociedad que envejece evidentemente, el culto de la juventud sigue avanzando. Para este mito, la enfermedad y la vejez deben permanecer, en lo posible, invisibles. En cambio, el Papa no las esconde, porque no quiere ni puede esconderlas, y justamente de esta manera cumple un servicio importante para todos nosotros.

Juan Carlos I (rey de España): El mundo entero sabe que cuenta con vuestra atención y vuestro amor, porque habéis consagrado vuestra vida al servicio. Esto es lo que hace que vuestra presencia sea deseada en todas partes, que vaya sembrando esperanzas, ansias de que se apague el odio y nazca la voluntad de un fraterno modo de vivir.

Helmut Kohl (ex canciller alemán): Juan Pablo II ha despertado la conciencia del mundo. Abogado de los pobres, de los oprimidos y de los desheredados, lucha con toda su autoridad moral contra la indiferencia y el despotismo y en favor del respeto a la dignidad humana. Siempre seguro de sus certezas, proclama y practica la tolerancia que tiene su fuente y su raíz en la auténtica libertad del hombre y no la tolerancia que parte de la base de que todo es relativo.

Javier Echevarría (obispo prelado del Opus Dei): Juan Pablo II representa algo único en el actual momento histórico. Su autoridad moral es universalmente reconocida, su prestigio es tal que nadie puede ni siquiera fingir que ignora sus intervenciones a favor de la dignidad de la persona humana, del respeto de la vida, de la paz, de los pueblos pobres de nuestro planeta. En estos veinticinco años el Papa ha hecho presente a Cristo en nuestro tiempo, ha llevado a la humanidad a buscar en Jesús la respuesta a las preguntas de fondo sobre el sentido de la existencia humana. Este es el motivo último de su autoridad.

Miguel Indurain (ciclista español): En el momento de acercarnos al Papa, poco a poco sentimos la irradiación personal de su santidad, de su humildad y de otras sensaciones difíciles de explicar pero que me hacían ver que era un hombre diferente a los que yo hasta entonces había conocido.


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