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 sábado, 02 de abril de 2005  
Una historia de puertas cerradas, persianas bajas y campanadas
Los indicios de la muertepapal están signadospor una extensa y rica tradición del Vaticano

WIlliam J. Kole

Una puerta de bronce cerrada. Las persianas bajas. El tañido de las campanas. Música fúnebre. Todos estos son indicios del fallecimiento de un pontífice.

A lo largo de los siglos, la señal más tradicional y reveladora de la muerte de un Papa ha sido el tañido de las campanas del Vaticano, que incita a las de los demás templos de Roma a hacerles eco.

Pero también está el cierre simbólico de la puerta de bronce, detrás del pórtico de la plaza de San Pedro, que se cierra cuando muere un Papa y que se mantiene cerrada hasta que se elige un sucesor.

Pero esta tradición no siempre se ha seguido. En 1978, cuando dos papas murieron en rápida sucesión, no se cumplió. En circunstancias normales, la puerta de bronce se cierra todas las noches alrededor de las 20 y se reabre por la mañana, lo que la torna irrelevante como indicio en caso de un fallecimiento nocturno.

Y los observadores papales dicen que no está claro si el cierre de la puerta aun durante el día precedería o sucedería a un anuncio oficial.

Los expertos también mantienen su ojo atento a las persianas de las dos ventanas en el departamento de Juan Pablo II, en el tercer piso, que dan a la plaza. Algunos creen que el cierre de esas persianas sería el primer signo tangible de una muerte.

La tradición indica que en caso de fallecimiento del Pontífice, el obispo auxiliar de Roma -en este caso el cardenal Camillo Ruini- debe hacer el anuncio formal a los romanos. Casi seguramente, el Vaticano habría hecho ya un anuncio a la prensa, ya fuese por medio de la Radio Vaticana, que luego ejecuta música fúnebre, o el vocero papal, Joaquín Navarro Valls.


Complejidades de un anuncio
Según la tradición,cuando muere un Papa se respeta el siguiente proceso: el prefecto de la Casa Papal, hoy en día el arzobispo estadounidense James Harvey, se lo comunica al camarlengo, el funcionario de mayor rango que maneja la Santa Sede en el período entre la muerte de un Papa y la elección del siguiente.

El camarlengo, actualmente el cardenal español Eduardo Martínez Somalo, debe verificar la muerte, un proceso que en el pasado se hacía golpeando la frente del cuerpo con un martillo de plata.

Luego el camarlengo se lo confirma al vicario de Roma, que a su vez lo comunica al pueblo de la ciudad.

El prefecto de la Casa Papal lo informa al decano del Colegio de Cardenales, hoy el alemán Joseph Ratzinger, quien lo comunica formalmente al resto del colegio, los embajadores acreditados ante la Santa Sede y los jefes de Estado en el mundo. (AP)
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