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 sábado, 02 de abril de 2005  
Hoy se celebra el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, en homenaje al nacimiento de Hans Christian Andersen
Un lugar para formar lectores

Las bibliotecas populares son verdaderas movilizadoras de la actividad sociocultural. Una muestra de esta afirmación es el crecimiento notable que registraron en los últimos años en el ámbito de Rosario. También porque no sólo aumentaron en cantidad, sino que además captaron gran parte de los lectores que buscan textos escolares. Una prueba de este fenómeno es el éxodo de consultas de la Biblioteca Argentina Doctor Juan Alvarez a los barrios. La actividad que desarrollan se vuelven significativas en el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil (ver aparte).

En pocas palabras, las bibliotecas populares son entidades autónomas nacidas desde el pueblo, con la misión de canalizar sus esfuerzos sociales para fomentar la lectura y la cultura en todo el país. Además, se han desarrollo como espacios colectivos donde se realizan múltiples actividades en beneficio de las comunidades en las que están ubicadas.

Estas asociaciones conforman una red unida por la Comisión Nacional Protectora de las Bibliotecas Populares (Conabip) creada en 1870 por una iniciativa de Domingo Faustino Sarmiento. La Conabip es un organismo nacional que tiene como objetivo el apoyo y la promoción de las bibliotecas populares. En la actualidad existen más de dos mil en todo el territorio nacional.

En Rosario suman 30 y están ubicadas en su mayoría en los barrios de la ciudad. El mayor número de estos espacios de lectura y promoción de actividades sociales y culturales han tenido su consecuencia en el ritmo de consultas y lectores en las bibliotecas más tradicionales de Rosario.

Es por eso que la coordinadora técnica de la Biblioteca Argentina (Presidente Roca 731), Silvia Calligaris, afirma que "esta situación provocó un cambio en el perfil del usuario".

Y agregó que "ahora los chicos acuden a su biblioteca más cercana para buscar un libro de texto, pero vienen acá para buscar literatura obligatoria o material para investigaciones".

Según Calligaris "esta migración de lectores hacia las bibliotecas populares es uno de los motivos que generaron una reducción de las consultas en las bibliotecas públicas durante los últimos años".

En cambio, en las bibliotecas populares sucede lo contrario. "Los lectores están aumentando, pero vienen en su mayoría a buscar libros de textos para la escuela", apunta Jaquelina Milán encargada de la Biblioteca Popular Cachilo, ubicada en Virasoro al 5600, en plena zona oeste de Rosario.

Y advirtió al respecto que "son pocos los que vienen a leer solamente literatura". Para Milán, "la biblioteca es un lugar para que la gente construya, es por eso que también se realizan talleres para el desarrollo de actividades culturales y de expresión".

La creación de las Bibliotecas Populares implicó un apoyo oficial y financiero al funcionamiento. Sin embargo, los cambios en las políticas económicas no pasaron a lo largo de los años sin consecuencias para estas bibliotecas; de hecho hoy subisisten gracias al aporte solidario de los socios y la voluntad del personal que colabora.


Función comunitaria
En más de una oportunidad el responsable de la Asociación de Bibliotecas Populares de Rosario, Juan José Mocciaro, destacó este aporte y también el crecimiento registrado, sobre todo porque significan una posibilidad cercana a los chicos y jóvenes, que sin gastar en transporte, pueden acceder a resolver sus tareas escolares.

Y si se trata de ponerle número a este aumento, se sabe que en los últimos siete años se inauguraron 8 nuevos espacios.

Es más, a este desarrollo registrado en las bibliotecas de los barrios, se suma la recuperación de la Biblioteca Vigil, expropiada durante la última dictadura militar y que después de 27 años de esa expropiación, comenzó a dar los primeros pasos para lograr su recuperación de un patrimonio cultural único de Rosario.

En suma, las bibliotecas populares mayormente ubicadas en los barrios se proponen como lugares donde atender demandas puntuales como la consulta de textos escolares, o bien la participación en talleres y actividades comunitarias. Pero también, como un posible paliativo a cifras alarmantes como las que indican (difundidas por la Cámara Argentina del Libro), que casi el 30 por ciento de la población escolar de todo el país no compra ni recibe ningún libro durante el año lectivo.

Informe periodístico: Mauricio Pacheco
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La Biblioteca Popular Cachilo.

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