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 sábado, 02 de abril de 2005  
Análisis. Los intelectuales ante los problemas nacionales
Deuda externa y universidad
El endeudamiento público demanda más participación de la academia a la hora de interpelar esta problemática

Matías Loja

Es recurrente, y no por ello inoportuno, el pedido por parte de los diferentes sectores que conforman el mundo académico nacional para que la universidad pública enfrente el desafío, y la exigencia en algunos casos, de pensar y aportar ideas a la resolución de los grandes problemas del país.

"El conocimiento se constituye en el siglo XXI en el factor más importante del desarrollo económico y social, brindando la posibilidad de un margen mayor de autonomía en la formulación de políticas nacionales", describe el rector de la Universidad Nacional de Rosario, Ricardo Suárez, en un texto publicado en el boletín del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN).

Sin embargo, este compromiso indelegable que les compete a las universidades, en donde se forman los cuadros técnicos y dirigenciales del mañana, parece abordado a cuentagotas sobre un tema de suma importancia, como es el de la deuda externa.

Así, mientras la cuestión del endeudamiento público y la salida del default, producto del reciente canje de bonos de acreedores privados, ocupa hoy el centro de la agenda económica y política nacional, no son muchos los espacios serios que se abren desde la academia para interpelar esta problemática.

Una excepción a esta realidad fue la declaración conjunta que hacia fines del año pasado realizaron los rectores de las 37 universidades nacionales, nucleados en el CIN, a instancias de un documento elaborado por los investigadores del Plan Fénix de la UBA, en el cual se solicitó el apoyo de las distintas casas de altos estudios a las negociaciones que en ese momento el Estado argentino estaba realizando con los organismos multilaterales de crédito, haciendo hincapié en la autonomía nacional, la corresponsabilidad del sistema financiero internacional en la crisis económica local y el requerimiento a que la Corte Internacional de Justicia de La Haya se expida sobre los aspectos jurídico-institucionales de la deuda.

Pero, más allá de este precedente, el tema de la deuda externa -que tiene implicancias no sólo económicas, sino también políticas, sociales y jurídicas- continúa gozando en amplios sectores de la academia de un llamativo mutismo, justamente en uno de los sectores (el educativo) que más sufrió durante años el peso de sucesivos recortes y postergaciones presupuestarias que, en nombre del respeto a los compromisos contraídos en el exterior, fue testigo directo del desfinanciamiento del sistema y la indiferencia política, al punto tal que, pese a algunos avances logrados en los últimos dos años, el porcentaje destinado a la educación superior en Argentina es cercano al 0,5 % del PBI (Producto Bruto Interno), casi 10 veces menor que el destinado al pago anual de los intereses de la deuda.

Asimismo, además del anteriormente citado informe del Plan Fénix, existe en el país un numeroso grupo de intelectuales de alto prestigio académico nacional e internacional -como los doctores Miguel Espeche Gil (nominado en 2002 al premio Nobel de la Paz) y Alfredo Eric Calcagno (ex funcionario de la ONU en la Organización de Estados Iberoamericanos)-, quienes a través de diversos escritos y conferencias señalan, además de otros aspectos, el carácter ilegítimo y fraudulento de una parte de la deuda externa, precisamente la originada durante la última dictadura militar, renegociada varias veces ya en democracia.


Memorias de un ilícito
Probablemente las efemérides nacionales, por desconocimiento o por omisión, pasen por alto el próximo lunes una fecha importante, y tal vez por ello velada, que inauguró un capítulo destacado en la historia argentina de los últimos años.

Es que el 4 de abril de 1982, 48 horas después del desembarco de las tropas argentinas en las Islas Malvinas, Alejandro Olmos denunciaba judicialmente, en la causa Nº 14.467, una multiplicidad de serias irregularidades cometidas por distintos personajes de la economía argentina que, entre 1976 y 1983, provocaron un colosal acrecentamiento de la deuda pública.

Esta denuncia tuvo sentencia definitiva recién 18 años después, cuando el juez federal Jorge Ballesteros, en función del informe presentado por los peritos de la causa, constató la existencia de numerosos actos ilícitos en la adquisición y administración de la deuda durante este período de tiempo, con responsabilidades compartidas entre funcionarios locales e instituciones financieras internacionales.

"La deuda externa no es una mera cuestión contable de equilibrio económico o financiero. Es un problema clave en la definición política del destino nacional", sostiene el propio Olmos en el prólogo de un libro de su autoría referido al tema.

Se torna indispensable, entonces, que tan compleja trama, que sin lugar a dudas atraviesa la vida del conjunto de la sociedad, encuentre en los claustros universitarios un ámbito de reflexión, distante de discursos cargados de dogmatismo y simplificaciones que muchas veces terminan partidizando un debate de naturaleza política sobre el que no se puede estar ausente.

Y porque la pertinencia de tan delicado tema no sólo se ve reforzada por el reciente pedido elevado por el ministro de Educación nacional Daniel Filmus en la Conferencia General de la Unesco de canjear parte de la deuda externa por inversión en educación, ciencia y tecnología; sino porque además se hace cada vez más urgente y necesario que, en uso del conocimiento acumulado en ellas, las universidades generen espacios institucionales en donde, más allá de los trabajos solitarios de muchos investigadores y de las distintas coyunturas, se proyecte un modelo alternativo de país que permita dejar atrás la espiral de exclusión y endeudamiento externo del actual sistema político-económico que, tropezando con la misma piedra, reedita muchas veces errores del pasado.

Un aporte de este tipo servirá tal vez para que "La increíble y triste historia de la cándida Erendira y su abuela desalmada" (cuento del colombiano Gabriel García Márquez en el que una niña es obligada a vender su cuerpo para pagarle a su abuela una deuda inexistente) deje de ser homologable, como lo hizo magistralmente en un libro sobre la deuda Alfredo Eric Calcagno, a la dura realidad nacional.
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