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 sábado, 26 de marzo de 2005  
Festividades de Semana Santa. Los feligreses pudieron ver a Juan Pablo II a través de pantallaas gigantes en el Coliseo
El Papa presenció el Vía Crucis desde su despacho en el Vaticano
Afirman que a pesar de su enfermedad, el Pontífice está lúcido y sigue dirigiendo los destinos de la Iglesia

Ciudad del Vaticano. - Para decepción de miles de peregrinos y turistas, las festividades de Semana Santa tienen lugar este año sin la presencia del Papa Juan Pablo II. Luego de que el jueves, por primera vez en sus 26 años de Pontificado, no encabezara la misa crismal de Jueves Santo, Juan Pablo II tampoco participó ayer del Vía Crucis, uno de los actos litúrgicos correspondientes al Viernes Santo.

Al Sumo Pontífice, muy enfermo, se lo pudo ver en una gran pantalla que mostró imágenes suyas sentado en su capilla en el Vaticano. Los feligreses en el Coliseo gritaron vivas y aplaudieron cuando el Pontífice apareció en las pantallas, sentado de perfil en la capilla solo, viendo la ceremonia en una pantalla de televisión colocado debajo del altar.

El Papa había enviado un mensaje que fue leído por su vicario en Roma el cardenal italiano Camillo Ruini. En la misiva el Papa dice que acompaña espiritualmente a los feligreses en el Coliseo. "Ofrezco además mi sufrimiento, para que se haga el designio de Dios y su palabra camine entre los pueblos", dijo el mensaje. "En estos momentos me siento muy cerca de aquellos que padecen las pruebas del sufrimiento. Ruego por cada uno de ellos".

La televisión vaticana había instalado pantallas gigantes en el Coliseo para permitir que el Papa apareciese por esa vía desde el Vaticano, pero los funcionarios esperaron hasta el último minuto para decidir si el Pontífice se presentaría o no ante las cámaras, dependiendo de su salud.

Millares de personas se congregaron para la ceremonia en torno al edificio de la antigüedad romana, mientras que en el lugar donde solía sentarse el Santo Padre se instaló una cruz iluminada por antorchas. Con esa conexión, el Vaticano busca también disminuir los temores que existen sobre la salud del Papa, que sufre además la enfermedad de Parkinson, informaron medios italianos.

El jueves, Karol Wojtyla siguió las festividades de la Semana Santa por televisión. "De todas las cosas a las que ha tenido que renunciar el enfermo Papa, el Vía Crucis es con toda seguridad la que más le duele", escribió el rotativo Corriere della Sera. Los médicos le han dicho que no puede acudir, pese al empeño de Juan Pablo II, de 84 años, en hacerlo.


La procesión al Coliseo
El Papa solía llevar sobre sus hombros una cruz de madera ligera durante el Vía Crucis del Coliseo, pero dejó de hacerlo en 2001 debido a sus dificultades al caminar. No obstante, solía observar la procesión desde su silla gestatoria y ofrecer oraciones a la multitud.

En total, el Papa eligió a seis cardenales para que presidieran por encargo suyo las celebraciones de la Semana Santa en Roma. Se trata de la "primera guardia" en la cúpula de la Iglesia Católica, aunque el Sumo Pontífice persigue un objetivo concreto a la hora de repartir las tareas entre varios religiosos. "No debe existir la impresión de que existe algo así como un sustituto del Papa", opinó un teólogo del Vaticano.

El influyente cardenal alemán Joseph Ratzinger, de 77 años, prefecto para la Congregación de la doctrina de la Fe y una de las personas de mayor confianza del Papa, aseguró que Juan Pablo II está lúcido y en condiciones de dirigir los destinos de la Iglesia a pesar de su enfermedad. "El Papa está totalmente lúcido. Por supuesto ha reducido sus actividades, pero siempre ha estado en condiciones de tomar las decisiones fundamentales", afirmó el cardenal en declaraciones a un programa de televisión de la cadena estatal RAI.

Preguntado por la frase del Papa: "Dios me ha nombrado, sólo El puede echarme", el encargado de vigilar por la ortodoxia de la fe católica dijo que Juan Pablo II "sabe que tiene una gran responsabilidad única, que le ha sido dada por el Señor y que sólo el Señor puede retirar". Ratzinger también lamenta el nuevo paganismo creado por las "grandes ideologías y la superficialidad del hombre que ya no cree en nada", y denuncia incluso "suciedad" en el seno de la Iglesia y entre los sacerdotes.

El padecimiento del Santo Padre ha sido evidente durante los años en que ha batallado con el mal de Parkinson y con dolencias de su cadera y su rodilla. Pero se ha empeorado con los efectos de una crisis respiratoria que le obligó a internarse dos veces en una clínica romana, y que finalmente hizo que los médicos lo sometiesen a una traqueotomía en febrero.

El Pontífice ha estado ausente de importantes actos religiosos de la Semana Santa, aunque ha aparecido silenciosamente dos veces en la ventana de su estudio, y ha emitido mensajes leídos por sus cardenales, en que dijo a los fieles que se siente espiritualmente muy cerca de ellos. "Es muy evidente que el Papa lleva sobre sus hombros una cruz muy pesada", dijo a la Radio Vaticana el arzobispo estadounidense John Foley.
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Al Papa se lo vio sentado frente a su TV en la capilla del Vaticano.

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