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 domingo, 20 de febrero de 2005  
Quino: "El humor requiere que la gente participe"
El autor recuerda a los dibujantes que le enseñaron el oficio y habla sobre sus temas y el periodismo

Desde Madrid, a punto de viajar a Italia para la inauguración de otra muestra en la ciudad de Nápoles, Quino parece desentenderse con respecto a su retrospectiva: "Lo hizo todo Julieta Colombo -dice-. Ella me consultó algunas cosas pero el criterio general de selección de los trabajos y el mérito de la muestra es todo de ella".

-Usted suele reconocer a sus maestros. ¿Recuerda un episodio de iniciación como humorista?

-Fue desde muy pequeño, viendo revistas como Patoruzú y Rico Tipo. Eso me marcó mucho la vocación. Después uno empezó a publicar. Divito me hacía llevar los dibujos a lápiz, los corregía y después recién los pasaba a tinta. Fue una gran escuela de dibujo para mí. Me dijo que empezara a poner textos, cosa que yo no hacía, yo hacía humor mudo. Y luego yo dibujaba sólo en línea y me pidieron que regulara un poco más los negros.

-En sus dibujos los sueños y la imaginación aparecen con frecuencia como contraste cómico con la realidad. Hace pensar en "El otro yo del doctor Merengue", la tira de Divito.

-Sí. Lo que pasa es que también uno de chico vio mucho cine humorístico mudo, de Chaplin y de Buster Keaton por ejemplo, y eso también fue una gran formación, porque a fin de cuentas eran historietas en cuadritos, sólo que estaban pasando más rápido. No es que yo prefiera el humor mudo, porque hay ideas que si no van acompañadas de un texto no se entienden. son dos cosas que se complementan bien.

-También suele mencionar a Luis Medrano, el autor de los "Grafodramas".

-Porque yo publiqué también en una revista que hacía él. Yo le llevaba mis dibujos y él me corregía, me aprobaba o me preguntaba si podía cambiar algunas cosas.

-¿Toma sus ideas de los diarios, de los temas de actualidad?

-Sí, claro. Yo me considero bastante periodista en ese sentido. Muchos de mis trabajos son comentarios sobre la actualidad, sólo que en mi caso siguen siendo de actualidad tantas cosas que es lo que me sorprende a mí mismo. Viendo mi exposición me sorprendió ver cosas que parecen dibujadas ayer. El tema de Israel con los palestinos, por ejemplo, las guerras, los baches en las calles, los problemas económicos. Creo que lo más positivo de recorrer mi muestra es ver que en el fondo los problemas que tenemos hoy no empezaron ahora sino que vienen de hace mucho.

-¿Cómo ayuda el humor a enfrentar esos problemas?

-No sé. Supongo que algo ayuda, porque hay mucha gente que comienza a leer los periódicos por la página donde están las tiras de humor.

-¿Cómo elige la forma de tratar un tema? Es decir, ¿por qué en algunos caso resuelve la página en una escena y en otros desarrolla una secuencia?

-Depende de la idea. Hay ideas que requieren el desarrollo en varios cuadritos y otros donde basta uno solo. A veces uno insiste en hacer la idea en un solo cuadro y luego se da cuenta que no va, que gana mucho y queda más clara en una secuencia. Me he acostumbrado tanto a trabajar en una página que lo que no sé hacer hoy es varias páginas en secuencia.

-En sus dibujos aparecen con frecuencia Dios, la Parca, Cupido, personajes clásicos del humor.

-Esos personajes forman parte de la cultura humana desde que empezaron a formarse las primeras religiones. El hombre ha tenido la necesidad de inventar diversas leyendas para tratar de entender un poco lo que lo angustiaba. Eso es un poco lo que pasa con el humor también.

-¿Por qué le parecen tan interesantes las escenas de restaurantes, o de consultorios, que suele dibujar?

-Son escenas que tienen que ver con el poder que ejercen unos sobre otros. Es el tema más recurrente en mí. Aparece incluso mucho antes de Mafalda, desde el principio.

-En sus primeros trabajos se observa una inclinación hacia el humor negro que después prácticamente se pierde.

-Sí, hubo una época en que se hizo mucho humor negro, en general. Luego creo que la actualidad se ha puesto tan negra que también uno ha cambiado un poco la temática. Hoy el humor negro está -aunque ya no es humor- en las imágenes que uno ve por televisión, las fotos de los periódicos. Se ha puesto muy terrible la cosa. Creo que el humor ha retrocedido muchísimo, también en la radio y el cine. El humor requiere una participación de la gente que la televisión se la ha ido robando poco a poco, con esa cosa de darle todo masticado, de no pensar.

-A través de la página de humor, ¿construye un mundo propio para observar este mundo?

-Sí. Creo que eso lo hacemos todos: la gente que hace cine, la gente que hace teatro, los dibujantes, los escritores.

-¿Mafalda significó un corte en su producción, cambió su concepción del humor a partir de la masividad que le dio el personaje?

-No. Justamente en la muestra se nota un paralelismo entre el dibujo de humor y las cosas de Mafalda. Durante los diez años que hice Mafalda seguí haciendo dibujos de humor. Era un trabajo conjunto y paralelo. Entonces muchos temas aparecen en los dos trabajos, como se ve en la muestra.

-Es notable ver que la gente todavía extraña a Mafalda.

-Sí, hay mucha gente que considera que uno debiera seguir con eso. Pero creo que fue un ciclo que se cumplió y no se puede seguir insistiendo. Sería como si uno pretendiera que continuara el Martín Fierro.

-¿Qué pensó al ver la muestra?

-Pese a ser bastante grande es una pequeñísima parte de lo que uno ha hecho. Lo que me sorprendió muchísimo fue la vigencia temática y la coherencia ideológica que he tenido siempre. Desde el principio hasta el día de hoy no he modificado mi postura ante los problemas sociales.

O. A.
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