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 domingo, 20 de febrero de 2005  
Punto de vista: El Oscar se divorcia de las películas

Fernando Toloza / La Capital

Quizás sea un espejismo de los días previos, pero la ceremonia del Oscar parece ir, cada año, ganándoles terreno a las películas que compiten por el máximo premio de la industria de cine estadounidense. La ceremonia es el centro de la escena y los filmes, un decorado. Hace unos años fue el miedo al terrorismo. La intriga de sí se realizaba la entrega tras los atentados de septiembre de 2001. Después llegó el "retraso" (delay) de segundos en la transmisión televisiva por si a alguien se le ocurría mostrar sus partes íntimas, como hizo Janet Jackson con su pecho derecho en un número musical que servía de entremedio a la televisación de una copa deportiva. Ahora, para el 2005, el "retraso" fue confirmado y también se habla de un aggiornamiento. Lo que se rumorea es que los productores quieren una ceremonia con el estilo de los shows de MTV.

Roy Christopher, diseñador de producción de la ceremonia, dijo que habrá más videoclips, menos alocuciones desde el escenario y más cámaras. La idea de Christopher es "derrumbar la cuarta pared y hacer un set interactivo". Por las dudas, también asegura que no pretende ignorar la herencia de las ceremonias de Hollywood.

Tanto interés por renovar la ceremonia coincide con que este año los filmes nominados son los que menos han recaudado desde 1984. "A duras penas han vendido 48 millones de tickets", dice un informe de prensa. La cifra, que para la Argentina sería una enormidad, tiene preocupado al mundo del Oscar. Si los filmes no despertaron gran interés, el negocio de la Academia puede tener bajos ingresos y nadie de ese universo se divierte si pasa eso. Entonces el show.

Una de las razones de esa "baja" afluencia de público tal vez se relaciona con el mensaje que gravita en algunas de las películas: cómo enfrentar las pérdidas. "Descubriendo el país de nunca jamás", "Million Dollar Baby" y "Ray" hablan de eso, del dolor de la pérdida. La mano maestra de Clint Eastwood, en "Million Dollar Baby", es la que logra el filme más conmovedor y crítico. Pero poco importa porque la estrella será la ceremonia, otra forma de dominar la realidad, como se pretende con el "delay", contra la evidencia de los hechos y de al menos un filme que se anima a ser cine, más allá de la superproducción y el efecto especial.
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