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 sábado, 20 de noviembre de 2004  
Cayó peligroso hampón en Santa Fe

Alertados por un llamado anónimo, efectivos del Comando Radioeléctrico frustraron un robo a una vivienda en la ciudad de Santa Fe donde cuatro delincuentes mantenían reducida a una familia. Los uniformados lograron detener a dos de los hampones y anoche buscaban intensamente al resto de la gavilla. Uno de los detenidos es un peligroso delincuente que gozaba de libertad vigilada por un doble homicidio perpetrado en 1998 y que era buscado por la policía como principal sospechosos de haber participado en por lo menos dos crímenes más este año.

Cerca de las 22 del jueves, cuando se preparaba para cenar, una familia santafesina fue sorprendida por los cuatro delincuentes que irrumpieron en la vivienda y los encañonaron. Teniendo todo previsto, los hampones se dedicaron a "revolver la casa" en busca de dinero y joyas. Un vecino notó que algo extraño pasaba en el lugar y llamó al Comando. Desde ese momento se puso en marcha un procedimiento que movilizó a numerosos agentes de la Unidad Regional I.

Cuando los efectivos llegaron, tocaron timbre, pero nadie los atendió. Las luces de la casa estaban encendidas y la puerta del garaje abierta. El encargado del procedimiento dio la orden y los uniformados ingresaron a la casa donde la familia vivía minutos de tensión. Entonces, los delincuentes intentaron huir por el fondo de la casa y se inició una persecución que incluyó un intenso tiroteo.

Al capturar a dos de los ladrones, uno de ellos se identificó ante los policías como Miguel Angel Romero. Pero a los pocos minutos se precisó que en realidad era Luis Andrés Romero, quien cumplía condena por el brutal asalto que en marzo de 1998 derivó en el crimen de los hermanos Carlos y Héctor Berta, en la ciudad de Santo Tomé. Romero contaba con nuevos pedidos de captura. Estando bajo libertad asistida, se involucró en otro crimen en julio y en una tentativa de homicidio en octubre del corriente año.

A Romero se le secuestró un revólver 32 que guardaba cinco cápsulas servidas en el tambor, además de un teléfono celular y 600 pesos sustraídos a las víctimas de su último atraco.
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