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 sábado, 20 de noviembre de 2004  
Autopista Rosario-Córdoba
Trágico final de un futbolista charrúa
Matías Giménez jugaba en la 1ª de Central Córdoba. El auto que conducía se estrelló contra una alcantarilla

El futbolista de Central Córdoba Matías Luis Giménez, de 21 años, murió ayer a la mañana al despistar y estrellarse el auto que conducía contra una alcantarilla ubicada a un costado de la autopista Rosario-Córdoba. El joven deportista perdió la vida en forma instantánea en un accidente en el cual no intervinieron otros vehículos y que hasta anoche los peritos intentaban descifrar.

El choque fue reportado a la policía poco después de las 7. Giménez, oriundo de la localidad de Los Quirquinchos, manejaba un Peugeot 206 propiedad de su padre. Lo hacía por el carril oeste-este, es decir que en ese momento ingresaba a Rosario en compañía de su mascota, un perro labrador, que como consecuencia del impacto salió despedido por el parabrisas y también murió.

Fuentes de la subcomisaría 22ª indicaron a La Capital que el auto salió del asfalto y colisionó contra una alcantarilla ubicada pocos metros adelante del puente de calle Wilde. "Por lo que vimos en el lugar, el coche hizo como un zigzag y se despistó. Al parecer el pibe no pudo controlarlo y terminó por impactar de lleno contra el zanjón", consignó un portavoz policial.

El Peugeot quedó incrustado contra la alcantarilla y con unos 30 centímetros de agua en su interior. De acuerdo a lo que pudieron reconstruir los peritos, Giménez pudo salir por sus propios medios del interior del coche y alcanzó a caminar unos metros hasta que cayó desvanecido. Si bien ayer no trascendieron los resultados de la autopsia, los forenses establecieron que la víctima sufrió traumatismos severos de abdomen, tórax y cráneo, los que le provocaron una muerte casi inmediata.

"Con los resultados de la necropsia se establecerán las causas precisas del deceso", remarcó el vocero e indicó que no hubo testigos del accidente, aunque estaba descartada la participación de otro auto.

Al momento de las hipótesis, los investigadores manejaban dos o tres probables. Una podría ser que Giménez se hubiera dormido manejando a alta velocidad. Otra, que su mascota se haya sobresaltado por algo y que le haya quitado la atención del volante. Tampoco se descartaba que al muchacho se le haya cruzado algún animal (la policía encontró un perro muerto varios metros antes del lugar de impacto), y que, al embestirlo, perdiera el control del auto.


El fin de una promesa
Matías recién comenzaba a escribir sus primeras páginas en el profesionalismo y a consolidarse entre los titulares de Central Córdoba. Ultimamente todo parecía ser color de rosa para el juvenil. No había dudas de que el hábil volante ofensivo estaba viviendo uno de sus mejores momentos deportivos. De hecho, el viernes pasado había vestido la casaca charrúa ante Tigre en el Gabino Sosa. Tanto el cuerpo técnico actual, encabezado por Cristian Domizi, como los directivos de Tablada tenían depositada mucha confianza en él.

"LLegó a Central Córdoba a principio del año pasado. Lo trajo su representante. Recuerdo que hicimos una práctica de fútbol con la 4ª división y ahí nomás me di cuenta de que Matías tenía unas condiciones bárbaras", dijo Hernán Novasio, técnico de los juveniles charrúas. "Le dije que le iba a resultar difícil jugar de entrada porque el torneo ya había empezado. Pero a los tres o cuatro partidos se ganó la titularidad y no la largó más", agregó.

Matías Giménez había recalado en Tablada tras su paso por Federación de Los Quirquinchos, aunque antes militó durante un período en las inferiores de Lanús. Merced a su buena técnica, comenzó a ganarse el respeto de propios y extraños.

"Me acuerdo que Lito (Isabella) me dijo al rato de verlo que se lo llevaría a la pretemporada de este año. Y así fue nomás porque yo mismo tuve que comunicarle a Matías que debía presentarse el 5 de enero para trabajar junto al primer equipo", confesó Novasio con la voz entrecortada.

Poco tiempo después llegaron los primeros minutos en el profesionalismo. Aunque en el presente torneo Apertura de la B, Matías se había ganado un lugar entre los once. En las cuatro últimas presentaciones del charrúa, el muchacho fue titular, como el viernes último ante Tigre. "Era un pibe bárbaro. Muy solidario con sus compañeros. Estaba siempre con una sonrisa y a la hora de trabajar estaba en primera fila. Es más, los jueves recibía en su departamento a sus compañeros para comer pizzas", sostuvo Novasio.

Por último, el entrenador de los juveniles charrúas manifestó con una dosis de melancolía: "Te digo la verdad, no puedo reponerme. Hoy por la mañana, en la práctica, tenía la cabeza en otro lado. Matías era un pibazo y muy querido por todos".

Producción Ariel Etcheverry

y Mariano Bereznicki
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