Año CXXXVII Nº 48473
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
La Región
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Turismo
Mujer
Economía
Escenario
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Salud 04/08
Autos 04/08
Turismo 01/08
Mujer 01/08
Economía 01/08
Señales 01/08


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 08 de agosto de 2004

"El perfil clasemediero no va cambiar"
Eduardo Anguita, uno de los autores de "La clase media", analiza presente y futuro de quienes simbolizaron el ascenso social.

El estado de las promesas que las clases medias argentinas aceptaron como verdades absolutas es el tema. Nadie desconoce la pauperización de los recursos con los que contaron y la disolución de uno de los sectores más identificables como propios, en medio de la pobreza de América latina. Para analizar los motivos del desgaste, las consecuencias de las políticas neoliberales inauguradas con la última dictadura y consolidadas por los gobiernos neoconservadores de Carlos Menem y Fernando de la Rúa, y las perspectivas de futuro, el periodista Eduardo Anguita, autor junto al estadístico Alberto Minujin del libro "La clase media", profundizó en los modelos económicos aborígenes, abusó de las contextualizaciones y aseguró que ese estrato medio no murió, que lucha por su reivindicación y que, por ahora, tiene un porvenir incierto.

-¿Se perdió la idea de que la educación no garantiza el ascenso social?

-Dramáticamente tenemos un modelo de educación que cubre dos aspectos: una continuidad adaptada de la educación laica y gratuita impartida por el Estado, con todos los quiebres producidos por la provincialización y el desmantelamiento de la doctrina de la educación pública. El otro es la escuela convertida en un bastión de la resistencia para darle de comer a los chicos. Al romperse el esquema de la capacitación como modelo de generación de mayor productividad, la calificación educativa no es garantía de nada.

-¿Cómo observa el proceso de ruptura simbólica que hay en la relación entre padres e hijos, por aquello del mandato de que debíamos ser mejores que nuestros padres?

-Son padres que perdieron su trabajo o que estaban preparados para jubilarse en la misma empresa o que se habían formado en supuestos códigos de ética y después, para mantener su estándar de vida, comenzaron a utilizar el doble discurso para hacer negocios sucios. Son muchos de los que lucharon y no vieron completados sus sueños de una sociedad mejor. Son integrantes de las clases medias y las clases populares que habían aceptado en Argentina un reparto de la renta muy parecido al de los países europeos en los años 60 o 70. Esa era la sociedad que decía "yo seré conformista, pero vivo dentro de una sociedad que tiene 3 o 4 por ciento de desocupación" y de una pobreza que ni siquiera se sabían los índices. Son esas personas que se encontraron con un estado violento, autoritario y genocida, que pasaron de una expectativa de una sociedad más o menos industrial y de ascenso a una sociedad del terror y de la tablita de (el ex ministro de Economía, José) Martínez de Hoz que te proponía la especulación financiera. Aquí hay una gran ruptura.

-¿Qué le queda a los jóvenes?

- El 45 por ciento de la población argentina tiene menos de 18 años y el índice de pobreza en la franja etarea de menos de 18 años es mayor que en el conjunto de la población. Por lo tanto, la pobreza es joven. La violencia por su parte, le llega a la juventud por la pobreza y por la falta de educación o trabajo como realización individual y social. Cuando Pierre Bordieu plantea "La miseria del mundo", un nuevo sistema de excluidos, lo hace como un modelo universal. Cuando este planteo te agarra con una base intelectual es una cosa, pero cuando la sociedad de la exclusión es lo primero que mamás, es difícil saber qué te pasa después.

-¿Por qué consideran a las clases medias no sólo como víctimas sino también como victimarios del modelo económico?

-La identidad de cada sector social tiene que ver con sus habilidades o capacidades asociadas a la productividad y a la distribución de bienes. Por ejemplo, si se dice "médico", se dice "clase media". Pero además hay recursos culturales, simbólicos y educativos que le dan a las clases medias un determinado protagonismo y en algunos casos hasta cierta cuota de poder. Por ejemplo, en la Argentina, una persona de tez blanca y de buena dicción cree que se siente más seguro que una persona morochita que habla entrecortado. Cree que está más segura. Cuando a ese rubio de apellido italiano o español lo echan del trabajo, se siente una víctima y empieza a acumular bronca, resentimiento, hacia sus compañeros que le dan la espalda, o hacia el morochito que trabaja por menos dinero. Y como las clases medias tienen por formación el estímulo del ascenso social, son muy proclives a ser víctimas, pero también victimarios de los otros sectores.

-En el libro se asegura que las clases medias no sólo se embrutecen sino que se hacen fascistas, ¿por qué?

-Hoy el conflicto social ya no pasa por cómo te insertás en la producción y cómo se distribuye el ingreso, y por eso las clases sociales están devaluadas en su peso como lugares de pertenencia, de identidad. Las clases medias reaccionan no por el proceso cultural de cambio, sino por un proceso emocional, es un proceso que lleva a poner de manifiesto el miedo y el resentimiento, y esa es la base social de los procesos nazis y fascistas en la crisis del 30ª en Europa.

-Los años 60 y 70 fueron de visibilidad y los 80 y 90 de ocultamiento de las clases medias, ¿qué ocultaban, su proceso de empobrecimiento?

-Hubo un proceso de doble ocultamiento discursivo. El discurso de la diversidad que planteaba la Argentina de las 60 y 70 terminó con la dictadura, bajo el argumento por el cual en la diversidad se ocultaba el enemigo comunista. Además está el proceso de descomposición de un modelo económico que cambiaba el paradigma de la producción y el trabajo por el paradigma de la especulación financiera. Esto provocó la retracción del discurso de las clases medias. En una sociedad donde el Estado se retrajo brutalmente mientras los medios la inundaban de un discurso único, es fácil entender a las clases medias.

-¿Cree que habrá una revalorización o una nueva visibilidad de la clase media?

-Ya está evidenciándose. Que un tipo como Kirchner diga: "Yo soy el heredero de la militancia de los 70", y al mismo tiempo diga: "Yo quiero ser el genuino representante de la clase media", significa que, por lo menos en su imaginario, está el país del cambio y la necesidad de buscar una conciliación con estos sectores dinámicos de la sociedad argentina.

-¿Resurgirá con sus mismos valores y expectativas?

-Tanto a Minujin como a mí nos interesa más el fenómeno de la pobreza que el de los nuevos ricos, y sin embargo, elegimos la clase media, porque entendemos que el perfil clasemediero de la Argentina no va a cambiar porque haya más ricos, y muchos viejos y nuevos pobres.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Según Anguita, Kirchner pretende ser el representante de una clase que busca reivindicarse como motor social.

Notas Relacionadas
La clase media argentina: El dolor de ya no ser


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados