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 domingo, 08 de agosto de 2004

El caso de Luján Saucedo, que hallaron carbonizada en febrero en V.G. Gálvez
Dos médicas en el centro de la trama de la extraña muerte de una enfermera
Tenía 23 años y apareció calcinada, pero no la habían asesinado. La pesquisa propone que dos obstetras lehabrían practicado un aborto que fracasó y que alguien quemó el cuerpo para borrar pruebas. La investigación

A la policía le llevó un semestre desentrañar la historia que se escondía tras la muerte de María del Luján Saucedo, la enfermera de 23 años cuyo cuerpo apareció calcinado detrás del cementerio de Villa Gobernador Gálvez. Tras ese lapso llegaron al arresto de dos obstetras rosarinas y a una hipótesis firme, sustentada en escuchas y pericias médicas: que la chica murió durante la práctica de un aborto (estaba embarazada de siete meses) y que luego intentaron deshacerse del cadáver prendiéndole fuego. Y constataron que la joven decidió interrumpir esa gestación, que había ocultado a sus familiares, porque era fruto de una relación extramatrimonial.

Las dos médicas de alrededor de 70 años apresadas el viernes a la mañana por el crimen de Saucedo recuperaron la libertad ayer por orden del juez de Instrucción Alfredo Ivaldi Artacho. Así lo indicaron fuentes policiales tras tomarles una declaración informativa. Las profesionales serán indagadas recién el lunes y por lo tanto aún no pesa sobre ellas una imputación formal. Pero, según un penalista, de la decisión de excarcelarlas se deduce que podrían acusarlas de delitos con una pena mínima de ejecución condicional (de hasta 3 años).

Según se infiere del relato policial, las médicas no están implicadas en un crimen deliberado. Sino que, durante la práctica de un aborto, sobrevino la muerte de la enfermera como un resultado involuntario. Tanto el encubrimiento (que se pena con 6 meses a 3 años de cárcel) como el aborto agravado por muerte (3 a 15 años) admiten la pena condicional. La quema del cadáver, indicó el penalista, no supone agravante alguno.


Señas de identidad
María del Luján Saucedo trabajaba como enfermera en un geriátrico de Arijón y Pueyrredón. Vivía con su hijo de 3 años en un departamento de Laprida 6330, en el barrio de la Carne. Estaba separada del papá del nene pero tenía con él una buena relación, según describió a este diario su madre, Elsa Cañete. "No nos contaba muchas cosas, pero sabíamos que estaba de novia (con un joven) muy celoso", dijo a La Capital cuando la policía aún procuraba identificar el cuerpo, desmembrado por la acción del fuego, que habían hallado un kilómetro al sur del cementerio de Villa Gobernador Gálvez, en un campo sobre la prolongación de la avenida San Martín.

Eso ocurrió el 7 de febrero pasado, cuando un llamado anónimo guió hasta allí a los policías. En ese lugar encontraron el cadáver envuelto en una manta o plástico y atado con cables, junto a un bidón de nafta. Debajo estaban las llaves de la casa de la chica. La causa de su muerte sólo pudo establecerse con la autopsia y los estudios anatomopatológicos posteriores. Estos detectaron que fue quemada después de su muerte (no había humo en sus pulmones) y que cursaba un embarazo avanzado.

En el líquido amniótico de la joven se halló Misoprostol, una droga que se suministra para practicar una cesárea. Esto selló en los investigadores la idea de que la muerte de Saucedo "se habría producido durante una maniobra abortiva, y que quienes la practicaron trasladaron el cuerpo para incinerarlo", según consta en un parte policial.

Para llegar a esa conclusión, los policías conjugaron los estudios médicos con los dichos del concubino de la chica, A., quien "siempre se mostró evasivo y a la defensiva y entró en incongruencias". Este muchacho al principio dijo no saber que su compañera estuviera embarazada. Pero terminó admitiendo que "se enteró con la primera falta menstrual".


El domicilio y los teléfonos
El muchacho aclaró que "jamás nadie le habló de un aborto". Sin embargo, la madre de la víctima reveló que "A. estaba de acuerdo con eliminar el feto y la acompañó a Luján en moto a la casa de una partera que le había recomendado".

El domicilio y los teléfonos de la obstetra brindados entonces por los familiares de Luján coinciden con los de Vilma C., de 72 años, una de las médicas acusadas, en cuya casa de Corrientes al 4300 hallaron una camilla ginecológica, instrumental para atender a embarazadas y, entre otras drogas, Misoprostol. Lo mismo encontraron en la casa de La Paz al 100 donde apresaron a la médica Elda B., de 68 años.

Otro punto que esclarecieron los investigadores es que ese embarazo era resultado de una relación extramatrimonial que la chica había ocultado a sus padres pero de la que sí había hablado con su hermana. Esta reconoció que Luján ocultó su estado por ser producto de una relación amorosa oculta.

Mientras se determina qué rol les cupo a las médicas en el caso, la investigación sigue intentando aclarar algunos puntos oscuros: en qué lugar murió la joven y de dónde se obtuvo la nafta usada para calcinarla, dado que según expertos no pertenece a las empresas Shell, Esso, YPF, Repsol ni Petrobras.

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María del Luján vivía en el barrio de la Carne y al morir tenía un hijo de tres años.

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