| domingo, 08 de agosto de 2004 | Esperanza y pedidos en Liniers Formando filas de unas veinte cuadras de extensión, miles de peregrinos rogaron ayer por trabajo al santo patrono de San Cayetano, en el santuario homónimo ubicado en el barrio porteño de Liniers.
A pesar de las bajas temperaturas y la amenaza de lluvia, los fieles legaron para tributar su devoción al patrono de la providencia. Aquellos que no pedían empleo, agradecieron haberlo conseguido.
Los pocos rayos de sol que se colaban entre las nubes eran recibidos como una gracia por los presentes e incluso bendecidos por los sacerdotes del lugar: "Gracias a Dios, de a ratos, contamos con el poncho de los pobres".
La interminable manifestación de fe popular -que esta vez lleva por lema "San Cayetano, nuestra esperanza son los jóvenes, también para ellos pedimos trabajo y dignidad"- comenzó a la hora cero con la apertura del santuario.
La primera en ingresar fue Delia Noris Lencina, quien emponchada con una bandera argentina recorrió de rodillas el trayecto desde el pórtico del templo hasta el lugar donde está emplazada la imagen el santo. Un ritual que repite desde hace más de dos décadas.
Tras el inicio de la fiesta religiosa, los peregrinos comenzaron a ordenarse, vallado de por medio, en dos anchas filas para llevar sus peticiones y agradecimientos al santo.
Tanto las homilías del arzobispo porteño, Jorge Bergoglio, como la de su auxiliar, Jorge Lozano, denotaron la preocupación de la Iglesia por la violencia y los secuestros (ver página 14). El purpurado porteño -que luego de la misa de las 11 recorrió la cola para bendecir a los presentes- exhortó a la multitud que se agolpó delante del altar sobre la calle Cuzco a no desilusionarse ante "tanta injusticia, miseria y violencia". enviar nota por e-mail | | |