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 sábado, 03 de julio de 2004

La muerte de Juan Rueda fue considerada un asesinato
Procesan a un sargento por matar a un joven desarmado en zona sur
Alegó que defendía a su hijo de un robo en un tiroteo. Pero el juez valoró que fue la reacción cruenta tras una discusión. El chico recibió un disparo en el pecho

María Laura Cicerchia / La Capital

Un sargento de la policía santafesina fue procesado por la muerte de un muchacho frente a su casa del barrio Las Delicias al que le disparó luego de una discusión cuando el joven se encontraba desarmado. A esa conclusión llegó el juez de Instrucción Jorge Eldo Juárez tras una investigación en la que fue perdiendo peso la versión del oficial, quien dijo que gatilló en medio de un tiroteo contra la víctima y otros dos jóvenes que habían intentado asaltar a su hijo. Para el juez, en cambio, no fue un intento de asalto sino un intercambio de insultos lo que detonó la reacción armada del uniformado.

Esa convicción es la que Juárez deja entrever a lo largo de una extensa resolución en la que procesó por homicidio simple a Aldo Bernardo Rey, un sargento con 29 años en la fuerza. Antes de quedar detenido por el homicidio Juan Carlos Rueda, de 20 años, prestaba servicios como chofer en la brigada de Orden Público.

La madrugada del crimen, el 4 de abril pasado, el oficial se encontraba franco de servicio. Cerca de las 4 regresó de una cena familiar a su casa de Cazadores 1936, una cuadra al sur de Arijón a la misma altura, y se acostó a dormir. Mientras tanto, su hijo Martín, policía como él, iba hasta una estación de servicios cercana a guardar el auto.

Cuando regresaba, en la esquina de su casa, Martín Rey se cruzó con tres pibes que volvían de jugar al pool. Rey hijo sostuvo que los muchachos le preguntaron la hora, que quisieron arrancarle el reloj y que Rueda "amagó" con sacar un revólver de su cintura.

Los acompañantes de Rueda contaron otra historia. Pedro Rueda, primo del joven fallecido, y un amigo de ambos, Eduardo Coria, dijeron que le preguntaron la hora al hijo de Rey y a otro hombre que estaba con él, al parecer un cuñado del joven policía. "Cómprense un reloj, manga de crotos", fue la respuesta, según el primo de la víctima. A partir de ahí, dijo el joven, comenzaron a insultarse pero sin llegar "a las piñas".

La discusión llegó a oídos de Rey padre. Su hijo asegura que él le avisó desde la calle que querían asaltarlo y fue entonces cuando el sargento entró en acción. Tomó un arma de la mesa de luz y salió al balcón de la planta alta, desde donde efectuó dos disparos al aire. Luego bajó a la calle. Según él propio Aldo Rey, los desconocidos corrieron hacia el este y al llegar a mitad de la cuadra siguiente comenzaron a dispararle. El policía respondió "a los fogonazos".

Pero todo su relato fue refutado por otras evidencias que llevaron a Juárez a concluir que la víctima no portaba arma, que no hubo un robo sino un cruce de insultos y que "sólo Aldo Rey disparó esa noche". El juez descartó que el tiro haya sido fortuito por la distancia.

Para el juez, los jóvenes no habían llegado hasta la otra cuadra sino que se encontraban en la esquina de Cazadores y Dorrego, bajo el alumbrado público, a 20 metros de la casa del policía. "Una distancia corta para un tirador", evaluó. Así, "se acrecienta la posibilidad de un tiro apuntado. Ocurrió cuando Rueda, que corría último, se dio vuelta no para usar un arma sino para entregarse, tal vez hasta levantó las manos".

Esta ubicación del grupo de Rueda al momento del disparo se deduce de las manchas de sangre que quedaron impresas en el pavimento desde el lugar donde el muchacho fue herido hasta caer desplomado junto a una zanja. El balazo ingresó por el pecho y salió por la espalda.

Al comprobar que su primo estaba herido, Pedro Rueda volvió hasta la casa de Rey a recriminárselo. "Te vamos a prender fuego la casa. Si mi primo se muere te mato hijo de puta", le gritó. Esa actitud, para Juárez, no se compadece con la de quien acaba de fracasar en un asalto. Otras razones lo llevaron a descartar que haya existido un intento de robo:

u Si los jóvenes querían robar, hubiera bastado que usaran el arma.

u Se quedaron en el lugar antes y después de los disparos. Avisaron a los padres del fallecido, lo acompañaron hasta que llegó la ambulancia. No tenían que temer ser denunciados por tentativa de robo.

u Los vecinos no escucharon que Aldo Rey haya tratado a los jóvenes de ladrones.

No obstante, esa misma noche los dos amigos de la víctima quedaron presos por intento de robo. Ahora el juez les dictó la falta de mérito por esa acusación.

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María Teresa Cañedo y la foto de su hijo.

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