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 sábado, 19 de junio de 2004

Se puede estar peor
Central empató y termina más bajo que con Bauza

Gustavo Conti / Ovación

Siempre se puede estar peor. Que lo diga sino Central, que despidió el Clausura ante su gente perdiendo la chance de abandonar el último lugar, redondeando la peor campaña en torneos cortos ante un rival igual de paupérrimo. Pero no sería tan grave si no fuera porque lo que pasa en la cancha es un rebote de lo que ocurre afuera. Causa y consecuencia íntimamente ligadas que le dejan al técnico entrante un terreno fangoso por recorrer.

Es una verdad incontrastable que para que un proyecto funcione en un club deben unirse las tres patas: jugadores, cuerpo técnico y dirigentes. Se fue Russo y llegó Púa, se irán varios jugadores y vendrán otros, en medio de una relación tirante con los que conducen el club. La situación no parece la mejor plataforma para el despegue, a menos que se piense que llegar al fondo sirve porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando.

Y por lo que exhibió el equipo de Galloni anoche, parece que le va a costar una enormidad. No porque no quisiera poner entusiasmo, simplemente porque jugó casi por obligación, sin plus anímico, y eso que la visita de Gimnasia, penúltimo 2 puntos por encima, le ofrecía la chance directa de saltear el vagón de cola del torneo. Ni Púa, mirando desde el palco, lo motivó lo suficiente.

Y como enfrente hubo un equipo con idénticos fantasmas, para peor con un técnico ultraconservador que jugó con 6 volantes de contención y sólo un delantero, entonces no podía esperarse un mejor espectáculo que el triste que brindaron anoche los dos.

Fue soporífero el primer tiempo. No pasó casi nada, porque Gimnasia, que la próxima temporada la iniciará con el peor promedio, creyó que el empate ante un rival tan vulnerable como Central era buen negocio y así Griguol sorprendió cuando dejó en el banco a Choy González por el volante Germán Castillo.

Tres en el fondo, cuatro adelante para contener en primera línea, Esteban González y Castillo en segunda, y el pobre Bartelt solito arriba. Así y todo asustó a Ojeda porque Central estaba expuesto anímicamente. Tanto, que el gol de Vitti (ver recuadro) llegó cuando nadie lo esperaba.

Esa conquista desestructuró el espectáculo y Griguol al fin osó mandar a Choy a la cancha, y fue suficiente para, en una pelota perdida por Raldes en el banderín del córner, llegara al empate. Licht la recuperó, cedió a Yllana, llegó al fondo y su centro pasado fue cabeceado al fondo por el delantero, casi sobre la línea.

Telón. Ni el lamento por el gol marrado minutos antes por Belloso sirvió de excusa. Central terminará el Clausura peor que en el del 2001 con Bauza (había llegado a 17 puntos y ahora sólo tiene 12, con 3 por jugarse). Anoche quedó claro que para que la historia no se recicle habrá que remar, ¡y cómo!

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Papa ve interrumpido su camino hacia Olave.

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