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 sábado, 22 de noviembre de 2003

Viaje de pesadilla en un colectivo de la 122
Una mujer denunció que fue asaltada y golpeada por un arrebatador sin que el resto del pasaje interviniera

Una mujer que viajaba en un coche de la línea 122 vivió una pesadilla a plena luz del día y ante la mirada aterrada de todo el pasaje del micro. Un joven ladrón quiso arrebatarle la cartera y como la víctima se resistió, la arrastró por todo el colectivo para luego darle un golpe en la cara. Finalmente, el delincuente se salió con la suya y literalmente le arrancó de las manos el objeto y huyó por un pasillo de una villa miseria.

La odisea de Silvina, de 57 años, se conoció ayer a la mañana, pero sucedió el jueves cerca de las 18.30. La mujer contó que ese día había terminado su labor como portera y tomó un interno de la línea 122 en la esquina de Alem y 9 de Julio para regresar a su casa. Según contó, en ese micro viajaba una barra de muchachos. "Eran cinco varones y una mujer", contó.

El viaje fue movido de por sí. "Cuando bajó un muchacho, este grupo comenzó a decirle un montón de cosas", narró la mujer ayer por Radio Dos. Tras ese incidente previo, Silvina ocupó el asiento más cercano al chofer. Después el viaje transcurrió con cierta normalidad hasta que el micro llegó a Chacabuco y Presidente Quintana. "Estos mismos pibes tocaron timbre y todos bajaron corriendo, pero uno quedó atrás. Ese se me acercó y manoteó mi cartera que no tenía cosas de valor material. Pero estaban mis documentos. Por eso me resistí y me aferré con todas mis fuerzas. Fue algo que hice inconscientemente porque no recordé que hace diez años me habían operado de cáncer de mama", señaló.

A pesar de la resistencia que ofreció la víctima, el ladrón no aflojó y tiró tanto de la cartera que la mujer fue a parar al piso. "Me arrastró por todo el colectivo. En mi desesperación hice una fuerza tremenda con mi brazo y mi pecho. Del forcejeo que hice con este individuo se cortó la correa de la cartera. Cuando pasó esto, este hombre parecía un animal de la forma en que me sacudía", consignó Silvina casi al borde del llanto, a lo que agregó: "Nadie en el colectivo me defendió, ni siquiera el chofer". La mujer quedó doblada del dolor en el pecho y con impotencia vio cómo el ladrón, mientras se internaba en el pasillo de una villa, exhibía su cartera como un trofeo.

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