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 sábado, 22 de noviembre de 2003

Ignacio Leguizamón entró en un cuadro de amnesia
El carnicero al que le cortaron dos dedos no recuerda lo que le sucedió
Fue agredido por ladrones que querían sus zapatillas y la bicicleta y que pudieron escapar tras la agresión

Ignacio Leguizamón, el carnicero de 27 años al que dos ladrones le cortaron dos dedos para robarle sus zapatillas y la bicicleta, entró en un cuadro de amnesia. No recuerda ningún detalle del brutal ataque que sufrió el jueves a la mañana en el parque Regional Sur: ni su pedido desesperado de ayuda a sus compañeros de uno de los locales de la cadena de carnicería Menycar ni su paso por los dos hospitales municipales antes de ser internado en el sanatorio Mapaci. Y hasta anoche no se había enterado de que los agresores le habían seccionado dos falanges porque tiene su mano derecha cubierta por una abundante vendaje, aunque el médico que lo atiende en el centro asistencial de Oroño al 1400 planeaba anunciarle la terrible noticia.

Ayer, Leguizamón había sido derivado de terapia intensiva a una sala general. No sólo está recibiendo tratamiento médico. También una psicóloga lo asiste para brindarle contención emocional. En el Hospital de Emergencias los médicos le realizaron las primeras curaciones y luego en el sanatorio Mapaci le realizaron una práctica médica conocida como "la plástica del muñiz". "La herida fue realizada con un elemento cortante y lo que hicimos fue cerrar la piel para que no queden expuestos el hueso, las venas y las arterias", explicó el traumatólogo Marcelo Figueroa.


Sin memoria
Según indicó el médico, el estado de salud del carnicero es bueno. "Está hemódinamicamente estable y con escaso dolor". El muchacho "en dos o tres días" será dado de alta, pero deberá continuar con tratamiento psicológico.

El episodio ocurrió cerca de las 7 del jueves. Leguizamón, como todas las mañanas, salió en bicicleta de su casa en Villa Gobernador Gálvez en dirección a uno de los locales de la cadena de carnicerías Menycar, donde trabaja desde hace cuatro años. El comercio está ubicado en Ayacucho y Láinez, en la zona sur de la ciudad, y a cuatro cuadras de donde fue atacado.

Cuando el muchacho atravesaba el parque Regional Sur dos hombres le impidieron el paso. Uno de ellos estaba armado con un cuchillo de grandes dimensiones o un machete. Apenas lo interceptaron para robarle la bicicleta y las zapatillas, Leguizamón se resistió y uno de los ladrones le seccionó dos medios mientras forcejeaban.

Cuando el carnicero se vio herido, la primera reacción que tuvo fue ir hasta ese local para pedir ayuda. Estaba descalzo y tenía su mano derecha envuelta en su buzo blanco todo manchado de sangre. Apenas llegó se desplomó inconsciente al suelo y no pudo contar nada. Desde allí fue llevado por un patrullero primero al hospital Roque Sáenz Peña y después al Heca, donde le realizaron las primeras curaciones.

Para llegar a su trabajo, a Ignacio le convenía tomar por el puente Molino Blanco, que cruza el arroyo Saladillo, pero no lo hacía por la gran cantidad de robos que ocurren en ese lugar. Entonces, con su bicicleta, llegaba hasta la zona del Swift y entrada a la ciudad por avenida del Rosario. Después se desviaba hacia Arijón y así llegaba a Ayacucho.

La hermana del joven, Elena Leguizamón, de 34 años, y la esposa, Jorgelina Caminos, de 26 años, en la tarde de ayer, estaban angustiadas y se esforzaban por animarlo. "No lo veo bien anímicamente", explicó Elena.

Ignacio está lúcido, pero está medicado con sedantes. Jorgelina comentó que su esposo "no recuerda nada de lo que pasó". Y sólo la presencia de sus dos hijos, que ayer lo visitaron en su cama del Sanatorio Mapaci, pareció "alegrarlo".


Sin pistas
Hasta anoche, los investigadores no tenían pistas concretas que conduzcan a los autores del suceso. En las últimas horas de ayer, los efectivos de la seccional 11ª planeaban tomarle declaración testimonial en el sanatorio Mapaci. Los uniformados sólo contaban con la versión del brutal episodio que brindó la compañera de trabajo que lo auxilió cuando llegó descalzo, con su mano derecha envuelta en un trapo bañado en sangre y a punto de desvanecerse, a la carnicería de avenida del Rosario y Pedernera.

Los pesquisas también tenían otra dificultad para avanzar en la investigación del caso: no hay testigos del ataque. Aunque confiaban que Leguizamón pueda describir a los autores del demencial robo. Y los policías presumen que "pueden ser personas de la zona con antecedentes penales".

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Uno de los compañeros de Leguizamón.

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