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sábado,
01 de
diciembre de
2007 |
Central consiguió su primer triunfo en el Gigante
Sufrió pero ganó. Fue el debut como DT de Madelón
Aníbal Fucaraccio / Ovación
Esta victoria vale doble. Y más también. Sin dudas. Son tres puntos vitales para la cosecha propia, otros tres restados del campo de un potencial enemigo y además hubo un puñado de oscuras rachas que se derrumbó con el envión anímico que trajo el inicio del ciclo de Leonardo Madelón. El triunfo de ayer de Central sobre San Martín de San Juan logró torcerle el brazo a la desgracia que parecía empecinada en arremeter contra Arroyito, estableció un necesario punto de inflexión y le cambió la cara al pueblo canalla. Todo con un mismo gesto movilizador. Con mucho esfuerzo, sin tantas ideas, pero con la fe que le introdujo el nuevo entrenador desde su asunción, los auriazules forjaron un inmenso grito de liberación que contagió a sus fieles y despertó el optimismo perdido.
En un choque de necesitados ambos ratificaron crudamente su condición de tal. Pero Central asomó la cabeza en el tramo donde se definen los partidos. Con el ingreso de Zelaya por un inexpresivo Arzuaga, con la desfachatez de Vizcarra y los corazones valientes del Kily González y Borzani, el equipo de Madelón volcó la balanza de los merecimientos a su favor y —a pesar de los lógicos temores— encontró su recompensa.
Esta nueva versión canalla no ofreció grandes cambios, ni nombres distintos. Se apoyó en un planteo táctico (4-4-2) que buscó brindar mayor seguridad a los intérpretes de siempre y el secreto de la reacción se fundó básicamente en la claridad y la potencia de un mensaje renovado, directo, que no esquivó por conveniencia las urgencias y que encontró la complicidad de la confianza. Un aliado clave en trances de este tipo.
El primer parcial fue una postal de las debilidades que gobiernan las realidades de estos contendientes. Horrores en las defensas, mucha fricción en el medio, nada de claridad arriba y el juego se volvía muy cortado. La gris monotonía fue sacudida por una escapada por la izquierda de Papa, a los 11’, que con un centro bajo atrás descubrió a Vizcarra en el área. Y el goleador en su terruño no desperdició la chance y metió el primero con un remate fuerte a la derecha de Monasterio.
Se intuía que el local podía armar un partido a su medida pero cayó en las redes de la confusión y no supo aguantar ese tesoro inicial. A los 19’, Tonelotto estableció la igualdad tras un tiro libre ejecutado por Herrera desde la derecha. Fue un mazazo que levantó muchas dudas.
El complemento mostró a Central más decidido ante un adversario que varió y se armó con dos líneas de cuatro pero se nublaba en la puntada final y sufría con algunas contras. El ingreso de Zelaya le imprimió aire y movimiento al ataque pero el marcador no se movía.
Hasta que un desborde por izquierda del Cachi, a los 80’, abrió un insólito hueco en la última línea de la visita y el pase atrás fue capitalizado con vehemencia por Borzani que rompió la red con su sed de gol. Dos minutos después, el Kily recuperó una pelota en la mitad de la cancha y le sirvió con mucha clase el tercero a Vizcarra que volvió a ratificar su instinto asesino con un disparo bajo, letal.
Parecía cosa juzgada. Pero este Central todavía no ofrece garantías de ningún tipo. A los 84’ Tonelotto hizo gala de su innegable oficio y descontó ante la mirada de toda la defensa canalla. Fue un susto que provocó la angustia de más 25 mil almas. El pitazo final de Furchi desató un festejo gigante y la gente pudo disfrutar de un triunfo de resurrección.
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Fotos
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Borzani festeja con alma y vida el segundo gol de los canallas.
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