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sábado,
24 de
noviembre de
2007 |
Las rupturas conocidas y el traspaso a
la asesoría
Arrillaga aceptó ayer ante La Capital que hubo razones para su reconversión de ministro en asesor de Hermes Binner. Negó todas las versiones, pero no dijo en ningún momento cuál fue la que efectivamente produjo la noticia política de la jornada.
Negó que hubiera una “ruptura conocida”, sin especificar a qué aludía. “El grupo humano sigue con el mismo nivel. Hay procesos de reacomodamientos permanentes”, razonó. Sin embargo, eso potenció los interrogantes. ¿Qué estaba desacomodado en el gabinete que requirió de acomodo? Ahora el propio frustrado ministro dice que “no hubo crisis por las segundas líneas porque éstas no están designadas”, con lo que eliminó de un plumazo algunos nombres y complicó aún más las cosas: “No represento a fuerza política ninguna. No soy hombre del PS, de la UCR, del ARI ni del PDP. No milito partidariamente. Llegué por invitación de Binner; ahora soy su asesor”.
Sí admite ser un hombre de la academia, y en particular de la UNL, aunque no respondió abiertamente cuando se le preguntó si era hombre del rector e intendente electo, Mario Barletta. “Bromeo con que me atribuyan tantos padres políticos...”, se escapó, y enfiló en otra dirección: “No me estoy yendo, es un movimiento que llama la atención”.
Desde algún pliegue socialista se habló de la “decisión de Binner”. Lo dijeron con énfasis, como una “demarcación de territorio”, supuestamente surgida por disidencias latentes entre el PS y el radicalismo del municipio capitalino. Y Arrillaga también desmintió. Se le preguntó si al no ser ninguna de las razones aludidas por las versiones, y dado que él no suministró la suya en el diálogo con este medio, no existía la posibilidad de que Binner haya actuado por el mix de todas ellas.
“No me preocupa ser ministro”, sorprendió.
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