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sábado,
24 de
noviembre de
2007 |
Un navío con varias deficiencias
El crucero Explorer, que naufragó en el océano glaciar Antártico tras colisionar contra un iceberg, tenía varias deficiencias según determinó la última inspección de rutina, entre las que se contaban averías en sus compuertas principales, según reveló ayer mismo la publicación marítima Lloyds List.
Sus botes salvavidas, además, carecían de planes de rescate y de búsqueda de desaparecidos.
Las compuertas de tipo Watertight no eran las requeridas según la inspección y también fueron criticados los planes de seguridad ante incendios.
La última inspección del Explorer fue en mayo y estuvo a cargo del Servicio de Guardacostas y Marítimo de Gran Bretaña.
Por otra parte, en marzo pasado, un control de la embarcación hecha por inspectores chilenos en Puerto Natales detectó deficiencias vinculadas a la navegación, según informaron esas autoridades.
El Explorer era una embarcación de 75 metros de eslora y 14 de manga que combina lujo y adelantos técnicos que permiten resistir las bajas temperaturas de la región polar.
Había sido construida en 1969 y reacondicionada en 1993, cuando su casco fue reforzado de manera doble para que las bajas temperaturas no afectaran a los 108 pasajeros que podía albergar.
Recorrido. La nave había partido de Ushuaia el 11 de noviembre último y sus pasajeros habían pagado unas 4.000 libras, unos 34.900 pesos, para embarcarse y recorrer, durante 19 días, la península Antártica, islas Malvinas, Georgias del Sur y Shetland del Sur, en la expedición denominada “La misión Shackleton”.
Andrea Salas, del área de expediciones del crucero de lujo, contó que el primer choque contra un iceberg generó “un hueco que no era muy grande” por lo que se “inició un bombeo del agua para mantener el barco a flote”.
Para entonces, los pasajeros y la tripulación permanecían reunidos en un sector del barco destinado a los operativos de evacuación. “Quedamos sorprendidos porque hubo una paz y un comportamiento muy bueno de los pasajeros. Se mostraron muy controlados todo el tiempo”, recordó la mujer de 38 años.
Relató que después debieron saltar a la mar en los botes de salvamento y esperar cuatro horas para ser rescatados. “Hacía mucho frío y si bien estábamos muy abrigados, como estábamos quietos y nos mojábamos, hacía mucho frío”, evocó.╠ “En ese momento, escuchamos el anuncio del capitán que decía que había otro iceberg”. (Télam)
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