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sábado,
10 de
noviembre de
2007 |
Peor imposible
Central fue goleado por Lanús y encima en un final violento
Gustavo Conti / Ovación
¿Podrá el Nano hacer carne en Central la bienaventuranza de los que están en el fondo del pozo, porque de allí en adelante sólo cabe ir mejorando? Pero Serrat recién llegará al Gigante a cantar en diciembre y este equipo, esta institución, precisa una partitura ya, porque llegó sin dudas a esa instancia donde peor no se puede estar. Aunque ayer hasta bordeó esa posibilidad al exponerse a una quita de puntos en un final violento. No sería grave perder con el líder, pero la diferencia que le sacó Lanús habla a las claras de la enorme distancia entre un club que trabaja para su gente y otro que lo hizo para unos pocos, y que recién desde mañana intentará enderezarse. De ninguna manera fue casual entonces el 1-4, ni que uno persiga el sueño de campeonato y el otro se hunda en el fango del descenso.
Así son las cosas y así se tradujeron en el campo de juego. De un lado, un plantel que hace lo que puede en el peor contexto que puede contenerlo. Inseguro y errático, aun con las mejores intenciones, aun habiendo podido empatar apenas inició el complemento. Del otro, un equipo moldeado con tiempo y organización. Aplomado, seguro cada vez que ponía la pelota en campo contrario. Tanto, que siempre esperó su momento y ni siquiera lo mareó estar tan alto, como nunca antes en su historia. Como lo demostró tras el 1 a 1.
En un trámite de avances compartidos en el primer tiempo, Lanús siempre terminó sus jugadas. Central no e inclusive transformó ataques suyos en contras de gol rivales. El líder atacó siempre por los costados y no se equivocó en los pases. El último tenía dos enganches para tocar pero prefería los pelotazos al esforzado Arzuaga. El zurdazo inatajable de Blanco al final de la etapa (centro de Acosta desde la izquierda) fue lógica ventaja entonces, hasta por lo mínima.
Central jugó como Lanús un ratito, al inicio del complemento, y empató luego de una excelente habilitación de Arzuaga a Papa y el toque para el goleador de este plantel, Vizcarra, que sin embargo estaba en el banco. Pero ni ese envión aprovechó porque rápidamente la realidad de la tabla se acomodó a la de los hechos.
Y aparecieron con crudeza todas las vacilaciones auriazules. Topetazo de Imperiale a Acosta, tiro libre lejos de Valeri y cabezazo demoledor de Ribonetto, que ya ganaba en sus dominios y ahora se imponía en los otros ante el estatismo de Ledesma.
Un zurdazo de Arzuaga pasó como una ilusión en las manos de Bossio, hasta que el tercero granate desnudó como nada el espectro auriazul. Borzani dejó la pelota en una falta en contra para que la viveza de Valeri y la inocencia canalla hiciera el resto. Pase a Sand (Imperiale, de espaldas, habilitaba), Alvarez salió tarde y gol. Al toque, contragolpe letal, pase de Blanco al propio Valeri y definición excelente, acorde a la de un puntero con argumentos de campeón.
Después llegó la violencia interna, pero no fue más que otras que con diferentes trajes se fueron presentando en los últimos tiempos para llevar a Central a esta situación. Es tan cierto lo que canta el Nano y tan a medida le cuadra a Central, que no queda otra que ir mejorando. Si está al fondo del fondo.
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Fotos
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Fritzler invade el área canalla a pesar de la oposición de Imperiale.
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