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domingo,
04 de
noviembre de
2007 |
Ser blogger y no morir en el intento
Que los blogueros son todos raros. Que se la pasan encerrados con la compu. Que hablan en un lenguaje cerrado e incomprensible. Que podrían emplear su tiempo libre en cosas más productivas. Y sí, algunos sí, pero no más que el promedio de la gente de la vida real.
Francisco Sanguineti escribe bajo el seudónimo Pvncho. Por supuesto, tiene blog propio (Paraísos Artificiales), pero eso no le quita tiempo para la vida real: es comunicador social y productor en un canal de cable de la ciudad, y hasta tiene amigos de carne y hueso. En alguna época fue adicto a los weblogs, pero asegura que ya está totalmente curado.
“Nadie va a cambiar sus amigos reales por otros que están a miles de kilómetros atrás de una PC, salvo algunos casos patológicos aislados”, dice Francisco, que deja de lado su alter ego virtual Pvncho para hablar con Señales. Por supuesto, vía email.
“Soy de una generación que está entre la línea de los inmigrantes y los nativos digitales, no me es fácil relacionarme con la gente por vía digital. Padezco de lo que me autodiagnostiqué como timidez digital. Por ejemplo: los blogs que más me gustan son esos en los que más me cuesta dejarles comentarios. Es como con las mujeres, ¿no?”, reflexiona.
Después de participar de una revista literaria y humor sintió “la necesidad” de tener un blog. “Me atraía mucho la cosa trivial de contar discusiones con el quiosquero, encontrar lectores que no vengan con los prejuicios de conocerme en persona”.
Unas 70 personas visitan por día Paraísos Artificiales, pero dice que también supo disfrutar de las miles de la fama cuando “algún blogstar linkeó un post” de su autoría. Claro, habla en el argot de los que suelen andar por las bitácoras online: linkear= hacer un vínculo a otra página, post= mensaje en el blog, blogstar= bloguero muy popular. En el caso de Francisco, su ídolo es Hernán Casciari, “un grosso”.
Le dedica unos veinte minutos por día a visitar otros blogs (“muy poco tiempo”, según su propia escala) y cree que es un ejercicio muy útil: “En todo lo que es tecnología no hay con que darle a los blogs, son la mejor forma de ponerse al día”. No postea mucho, apenas un mensaje semanal “bien escrito y uno o dos más chiquitos sobre cuestiones que me vienen dando vuelta en la cabeza durante la semana”.
“Pasé por épocas en que me daba cuenta de que no podía parar de ver blogs”. ¿Cómo curó su adicción? “Saltando un día entero y diciendo la palabra eucalipto”, asegura. Santo remedio.
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