La agenda de la ciencia, en clave sencilla y rigurosa

Stella Maris Brunetto

Divulgación

El café de los científicos, de Martín de Ambrosio. Capital Intelectual, Buenos Aires, 2007, 112 pp., $10.

Desde hace unos años, los cafés científicos compiten con otro tipo de tertulias y encuentros como los literarios o los filosóficos para acercar al gran público las formas en que los científicos operan en sus ámbitos de trabajo. Y han demostrado que la ciencia, ese cúmulo de objetos, métodos y avances que nos distinguen como especie, concentra y acapara la atención de una importante cantidad de gente interesada en descubrir lo que se cocina entre probetas, planillas de cálculo, telescopios y microscopios.

El café científico de la ciudad de Buenos Aires, organizado por el Planetario, ofrece, desde el año 2001 una serie de charlas a cargo de especialistas de distintas disciplinas para que los asistentes escuchen, pregunten, aprendan y salgan de cada encuentro enriquecidos con los aportes que cada expositor desarrolló en los encuentros.

Martín de Ambrosio recopila, en este libro, los temas tratados en los nueve encuentros del 2002 con un prólogo del gestor del ciclo, Leonardo Moledo. Y así, el cuidadoso tratamiento tanto de las exposiciones como de las preguntas de los asistentes y las polémicas generadas por algunos temas urticantes, permiten repasar tópicos de muy diferentes orígenes desplegados por especialistas en cada rama de la ciencia.

El valor de estos desarrollos radica, por un lado, en la amena y didáctica manera de abordarlos para que los profanos en cada materia puedan tener un panorama del estado de las investigaciones y los propósitos que animan a las distintas líneas de trabajo de cada grupo científico y, por el otro, en que la oferta permite que cada cual pueda encontrar temas de su interés.

Desde la clonación, tema desplegado por los responsables de la gestación de los primeros terneros clonados en Argentina, pasando por el estado de la energía nuclear, su presente y futuro, los capítulos abarcan distintas especialidades como la Biología, la Física, la Lingüística o la Arqueología.

Sobre esta última, resulta atrapante conocer aspectos de la vida cotidiana de la Buenos Aires colonial que se va descubriendo a medida que los arqueólogos urbanos excavan en pozos ciegos y basurales, y que borran la imagen de revista infantil con aguateros amables y señoras con peinetones reemplazándola por otra menos romántica y bastante más ardua de sobrellevar.

Dos temas resultan particularmente polémicos: el debate nuclear al que ya se aludió y las implicancias de la industria bélica cuyos alcances y consecuencias van más allá del campo de batalla y tiñen la vida de todos. Abren, en consecuencia, espacios genuinos de discusión que pueden servir incluso en las aulas, para docentes con inquietudes. Expertos y legos encontrarán en esta recopilación una excelente fuente de conocimientos.