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 domingo, 14 de octubre de 2007  
Premio nacional para escuela especial de San Lorenzo
La iniciativa del colegio Santa Mónica obtuvo un reconocimiento por su proyecto solidario

Marcelo Abram / La Capital

San Lorenzo. — Las autoridades de la escuela Santa Mónica de esta ciudad expresaron su profundo orgullo porque el proyecto sobre experiencias de educación solidaria para establecimientos educativos especiales que elaboraron fue premiado entre los 247 que se presentaron al concurso organizado por una consultora internacional.

   El certamen —que este año en su cuarta edición fue declarado de interés educativo por el Ministerio de Educación de la Nación— estuvo a cargo de Price Waterhouse Coopers (PWC), una organización que se dedica a impulsar programas de educación para América.

   Como en esta oportunidad el concurso estaba destinado a escuelas especiales que estuvieran realizando experiencias educativas solidarias, la Santa Mónica presentó el trabajo que sus alumnos desarrollan desde hace varios años, mediante el cual cultivan una huerta orgánica de la cual reparten los frutos en un hogar para ancianos carenciados de San Lorenzo.

   El premio otorgado consiste en 10 mil pesos, que serán destinados a la instalación de una cocina que les permitirá transformar sus propias cosechas en alimentos elaborados, y de esa manera seguir profundizando los alcances del proyecto.

Asistencia. Además del premio económico obtenido, el trabajo de los alumnos será asistido por la ONG Clayss durante un año, la cual fue designada por el ministerio y viene actuando junto a otras organizaciones solidarias del país, como Cáritas.

   Integrantes de Clayss visitaron recientemente la escuela para conocer a los chicos e interiorizarse del proyecto, al cual le brindarán asesoramiento y acompañamiento pedagógico junto a voluntarios de la consultora internacional PWC.

Reconocimiento. El premio al proyecto Huerta Orgánica Solidaria representa un reconocimiento hacia un trabajo que comenzó en 1997, cuando el colegio Santa Mónica tuvo la oportunidad de celebrar un convenio con la Escuela Agrotécnica Julio Maiztegui, de la vecina localidad Ricardone, mediante el cual se permitió que sus alumnos especiales de San Lorenzo pudieran cultivar su propia huerta orgánica en un predio perteneciente a esta última institución educativa.

   Todo este trabajo se pudo realizar bajo el asesoramiento brindado por parte de los alumnos de Ricardone en una tarea que resultó de lo más enriquecedora para ambos establecimientos escolares, según opinaron sus respectivas autoridades.

Día del Abuelo. En el marco de una tarea que ya resulta tradicional, los alumnos de la Santa Mónica preparan todos los años regalos y participan de los festejos que se realizan en celebración por el Día del Abuelo, que tiene lugar en el geriátrico que está ubicado a pocas cuadras de la escuela.

   Fue allí donde surgió la idea de mejorar la calidad de la alimentación de los residentes del hogar —que se sustenta en base al aporte solidario de la comunidad— por lo que se comenzó a avanzar con la iniciativa de volcar todo lo aprendido en un predio y dar inicio a una nueva huerta.

Cuidando las plantas. Los alumnos se encargan del cuidado de la plantación dos veces por semana y en la escuela trabajan en la elaboración de espantapájaros y carteles identificatorios. En algunas oportunidades procesan los productos preparando salsas y mermeladas para los ancianos.

   Al referirse a la esencia del proyecto, la directora María del Carmen Reynoso sostuvo que “nos planteamos la manera de sumarnos a esta acción solidaria con el hogar de ancianos desde una actividad en la cual nuestros alumnos pudieran desarrollar y aplicar algunas de las áreas curriculares”.

Integración. Agregó que “al mismo tiempo nos pareció que era una forma de mostrar a la comunidad que ellos pueden integrarse socialmente no sólo desde el lugar de beneficiarios de acciones de caridad, lugar en que muchas veces se ubica a quienes tienen una discapacidad intelectual, sino desde las posibilidades de ser un aporte concreto que mejore la vida de otras personas”.

   Este encadenamiento de aprendizajes —tanto técnico como humano— arrancó en la escuela agrotécnica de Ricardone, incorporó a la Santa Mónica y luego al hogar de ancianos, y hoy tiene un reconocimiento nacional que no sólo es un orgullo para las autoridades si no para toda la zona del cordón industrial.


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Los alumnos especiales trabajan dos veces por semana.

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