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domingo,
14 de
octubre de
2007 |
Viajeros del Tiempo
Rosario 1905/1910
Guillermo Zinni / La Capital
Conejos a la cubana. Hasta la fecha se conocían carreras de todo género: náuticas, aeronáuticas, ciclísticas, automáticas, pedestres, de caballos, perros, etcétera, pero ahora los cubanos han inventado una nueva: la de conejos. Se trata de un sport divertido aunque, justo es reconocerlo, los inocentes animalitos se pegan un susto de padre y señor mío. Las describiremos para mejor comprensión: en una pista se coloca un número de conejeras igual a la de los corredores y en el otro extremo se deja en libertad a los conejos, lanzándose tras ellos sendos perrazos con bozal. Los animalitos, viéndose perseguidos, utilizan todas sus fuerzas para imprimir a los medios de locomoción que poseen la mayor velocidad posible. Se lanzan en vertiginosa carrera buscando afanosamente protección en las mencionadas conejeras, y el primero que lo logra es nombrado vencedor. Lo bueno de esto es que la prueba se puede repetir cuantas veces se quiera sin lamentar víctimas y es un buen entretenimiento para todos aquellos que tienen tiempo de sobra. (1909)
Eficacia publicitaria. No hay dudas del poder que ejerce la prensa diaria sobre el público, lo que queda demostrado por la cantidad de avisos y publicidades que abarrotan las hojas de los periódicos y que se traducen en cuantiosas sumas de dinero tanto para el anunciante como para el anunciador. Ya se trate de productos de eficacia comprobada como de empresas temerarias o de tentativas ilusorias, los anuncios en los periódicos gozan de una fe muy viva. En Francia, por ejemplo, las pastillas Poncelet gastaron el último año en concepto de avisos en los diarios la suma de 500 mil pesos de nuestra moneda; las píldoras Pinck el equivalente a 200 mil pesos oro, y otro tanto invirtieron la Emulsión de Scott y la tisana Shakers. Y lo que sucede en París se duplica en Londres o en Nueva York, donde los almacenes de novedades de John Vanamaker invierten 500 mil dólares anuales en anuncios para la prensa. (1909)
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