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 domingo, 14 de octubre de 2007  
No tienen fin la represión y los arrestos en Myanmar

Rangún.- A pesar de los esfuerzos internacionales para que termine la violencia en Myanmar, la junta militar continuó hoy con la represión y el arresto de cuatro activistas prodemocráticos.

Las autoridades de la ex Birmania arrestaron a Htay Kywe, de 39 años, quien se encontraba oculto desde el pasado 21 de agosto, junto a Aung Thu, Ko Ko y Mi Mi, todos ellos de la denominada Generación Estudiantes 88 que dirigió la resistencia en 1988 y que ya estuvieron durante años en prisión.

Htay Kywe se había escondido en agosto, luego del arresto de otros doce líderes de Generación 88.

Esta agrupación, que propicia la disidencia no violenta contra la junta militar que gobierna Myanmar, tomó su nombre del movimiento prodemocrático que acabó en un baño de sangre en 1988.

La formación fue uno de los grupos que lideró también la organización de las manifestaciones pacíficas contra el incremento de los precios de combustible, que comenzaron el 19 de agosto, y crecieron hasta culminar en las protestas encabezadas por los monjes budistas el 25 y 25 de septiembre en Rangún.

En tanto, el régimen birmano acortó de ocho a cuatro horas el toque de queda impuesto a finales de septiembre tras las protestas. Ahora será efectivo entre las 23 y las 3, hora local.

Mientras tanto, la comunidad internacional reiteró sus llamadas al diálogo entre la junta y la oposición para poder introducir alguna forma de democracia al país, que sigue en un régimen militar desde 1962.

El Consejo de Seguridad de la ONU lamentó la violencia la semana pasada, pero China y Rusia impidieron una formulación más dura contra la junta.

El régimen militar criticó la declaración del organismo internacional, la calificó como “una intromisión en cuestiones internas del país” y organizó una manifestación ayer en la metrópolis portuaria de Rangún, donde unas 50.000 personas (diez mil según la oposición) protestaron contra esa injerencia.

Sin embargo, los observadores opinan que la gente fue a este acto -que escenifica el aplastamiento de las protestas- en algunos casos obligada y en otros a cambio de 80 centavos de dólar por manifestante.

Los camiones del ejército cortaron los accesos a varios barrios del noreste de la capital, para que ingresaran miles de personas movilizadas en colectivos desde todo el país.

Mientras tanto, el enviado de la ONU a Myanmar continuará mañana en Bangkok sus esfuerzos por poner fin a la crisis. Ibrahim Gambari se reunirá con representantes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), grupo al que pertenece Myanmar. También pretende visitar Pekín antes de volver al controvertido país. (Télam)


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