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 domingo, 14 de octubre de 2007  
Reiki, el poder de las manos

Los facilitadores en disciplinas complementarias saben que desde tiempos inmemoriales las manos han servido para diferentes objetivos, entre ellos, armonizar o equilibrar dolencias tanto físicas como psíquicas a partir de maniobras específicas o simplemente por imposición.

   En la historia existen evidencias de prácticas realizadas por diferentes culturas en Oriente y Occidente (Egipto, Grecia, Roma, China y América) donde se las utiliza como instrumentos. Esto expresa el potencial humano de transmitir energías de naturaleza curativa que han tomado diferentes nombres de acuerdo a la cultura en la cual se han desarrollado las técnicas.

   En la actualidad existen diferentes métodos que enseñan a realizar las mismas prácticas, entre ellos el reiki. Reiki es una palabra japonesa para denominar a la “energía vital universal”, y a su vez es una técnica de armonización corporal y espiritual a partir del “ki” (equiparable a los conceptos de “prana” en la India, “chi” en China, “ka” en Egipto, “pneuma” en Grecia, “baraka” por los sufíes, “luz o espíritu santo” para los cristianos) que es ese invisible flujo de energía que comparten todos los seres vivos.

   Esta práctica fue redescubierta y desarrollada en Japón por el doctor Mikao Usui (teólogo, 1858-1929) a finales del siglo XIX. Usui consagró catorce años para lograr su objetivo: descubrir las capacidades latentes en todos los seres humanos para sanar a otros y sanarse a sí mismo.

   Poco tiempo antes de morir, inició a algunos de sus discípulos en los secretos del reiki, entre ellos el doctor Chujiro Hayashi, médico de la Marina Imperial. En la actualidad existen tres niveles de formación que son impartidos en seminarios a través de los cuales se producen las sintonizaciones energéticas necesarias para desarrollar la función sanadora del reikista. En la práctica del reiki las manos cumplen el rol principal de ser las transmisoras de la energía 0 “Ki”, apoyándolas directamente o a una cierta distancia del cuerpo.

   Las sesiones duran una hora o más dependiendo del tratamiento a efectuar y pueden realizarse en un consultorio, el hogar, las habitaciones de hospitales y sanatorios con la previa preparación tanto del receptor (quien recibe reiki) como del reikista u operador (quien efectúa el tratamiento es el canal a través del cual fluye en forma bidireccional el “ki”). El objetivo es armonizar los planos físico, psíquico emocional y espiritual equilibrando los centros energéticos o “chakras” diluyendo los posibles bloqueos funcionales que pudiera haber. El reiki es totalmente compatible y complementario con tratamientos convencionales (médicos y psicoterapéuticos) y no convencionales (reflexología, terapia floral, homeopatía, acupuntura, aromaterapia, etcétera) siendo recomendable el trabajo interdisciplinario dentro del marco de la visión holística del hombre.



Soledad Medina

Reikista

Juan Marcelo Encalada

Reflexólogo

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