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sábado,
06 de
octubre de
2007 |
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Charlas en el Café del Bajo
—Guillermo nos ha enviado una reflexión sobre el valor de la palabra. Su título es “La palabra fundadora de la salud”, y me pareció importante compartir el pensamiento del lector.
—“La palabra es el medio por el cual nos valemos para comunicarnos los seres humanos, expresa nuestros pensamientos, emociones y sentimientos. El ser humano se da a conocer por medio de la palabra y conoce por medio de ella. Al expresarnos mediante la palabra logramos adueñarnos de aquello que se dice, y como dueños de esto nos permitimos construir un puente imaginario hacia la persona que nos escucha. Sin la palabra, expresión de nosotros, no nos permitimos comenzar a construir el puente imaginario hacia los demás, obteniendo únicamente el aislamiento personal y el ensimismamiento, procesos estos que conllevan a una ruptura y distanciamiento aún más profundo entre nosotros y las personas de nuestro entorno.
—Un amigo hace unas horas atrás, precisamente, hacía referencia a los “puentes”. Ese amigo es “jardinero”, un gran “jardinero” y, sin dudas, también un gran puente. En estos días voy a hablar de los “jardineros”. Pero siga, Inocencio.
—“La palabra, entonces, no carece de significado, sino que al contrario tiene su comienzo en la persona y es ésta quien le imprime su significado personal. Al ser la palabra expresión del interior del ser humano, ésta le permite “aprehenderse” de aquello que esta en su ser. Por lo tanto, le brinda la posibilidad de conocerse a sí mismo y de darse a conocer a los demás. Cuando los puentes imaginarios que ya tenemos construidos con las personas de nuestro entorno comienzan a resquebrajarse, nos encontramos con la problemática de la ausencia de la palabra (adicción). Y solamente ella es capaz de restaurar y sanear el puente imaginario en proceso de ruptura. Por lo cual, en las situaciones que el ser humano expresa por medio de la palabra sus pensamientos, emociones y sentimientos está logrando el fortalecimiento de los puentes imaginarios ya construidos, y al mismo tiempo logra una mayor comprensión de su ser. Esto quiere decir que la palabra nos brinda la posibilidad de ser “dueños” de nuestro interior. Lograr conocer nuestro interior y fortalecer nuestros puentes imaginarios con las demás personas es un comienzo fundacional para la salud de toda la comunidad y de cada uno de nosotros en particular. Guillermo”.
—Está muy linda la reflexión y es muy cierto su contenido. No solemos darle mucha importancia a la palabra y, sin embargo, el ser humano no sería tal sin ella. La palabra es poderosa, tremendamente poderosa y lo es en sus dos niveles más conocidos: el que corresponde a la palabra pensada y el de la palabra manifestada (hablada o escrita). Tan poderosa es la palabra que puede embellecer la vida o puede herir seriamente al corazón humano. Diría, y acordándome del “jardinero”, que la palabra puede embellecer a la flor o marchitarla irremisiblemente.
Candi II
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Diputado nacional justicialista
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