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 domingo, 26 de agosto de 2007  
Inquietante muestra de cadáveres en museo porteño
Varios cuerpos “polimerizados” se exponen en el Museo de los Niños de Buenos Aires

Juan Salinas

La exhibición de 16 cadáveres N.N. en el viejo Museo de los Niños, ubicado en un conocido paseo de compras de Buenos Aires, el Shopping Abasto, tiene un éxito arrollador. A pesar de que las entradas cuestan 30 pesos por mirón mayor y 22 pesos por mirón menor (se las puede comprar telefónicamente a través del sistema Ticketek), los fines de semana se forman larguísimas colas para ingresar.

   La muestra “Bodies... the exhibition” consiguió un primer gran éxito cuando, en una decisión sin precedentes, la Aduana autorizó el ingreso desde Brasil de 16 cadáveres insepultos, todos masculinos, desollados y plastificados, a los que, a pesar de que su identidad constituye un insondable misterio, se los dejó ingresar al territorio nacional, quizá porque la misma muestra ya había sido exhibida anteriormente en Nueva York.

   Los cuerpos, en efecto, sólo están identificados a través de números, tal como se hacía con los infortunados prisioneros internados en los lager nazis y con los chupados aherrojados en los centros clandestinos de detención de Videla y compañía.

   Organiza la muestra la firma Premier, con sede en Atlanta, Estados Unidos, empresa que cotiza en bolsa y que se hizo conocida por exhibir enseres rescatados del pecio hundido de lo que fuera el trasatlántico Titanic. Curiosamente, un pecio es como el esqueleto, el cadáver de un barco.

   Los organizadores ponen especial cuidado en referirse a los cadáveres en exhibición (tanto verbalmente como mediante carteles indicativos) sólo como “especímenes” o “ejemplares”, eludiendo escrupulosamente cualquier referencia a una sustancia humana que diríase desean que se haya evaporado junto a los lípidos tratados con acetona. Los carteles dicen, literalmente, que a los “especímenes” se les da un trato respetuoso... lo que es un oxímoron: ¿De qué respeto se puede hablar si se les niega el elemental derecho a conservar su nombre?

   Un segundo éxito de campanillas (silenciadas) fue que, a diferencia de lo que aconteció en Alemania, la Iglesia Católica local haya guardado silencio ante tan flagrante sacrilegio. Que, por cierto, incluye un feto de casi cuarenta semanas, es decir, un auténtico “niño por nacer” y no una cigota al que se le cuelga dicho título con la misma Justicia que si llamásemos “pino” a un piñón.

   Un éxito resonante de los organizadores, casi imposible de empardar, es que junto a una multinacional de las comunicaciones de origen español auspicien el estático show una prepaga y una famosa fundación dedicada a la prevención y cura de las enfermedades cardiovasculares.

   Todo lo cual apuntala la coartada de que la muestra no sólo tiene un propósito crematístico, sino también pedagógico. Se trata del mismo argumento de quienes ordenaron y ordenan ejecuciones las plazas públicas: que además de para solaz y esparcimiento de la plebe, sirven para que ésta aprenda, si no a respetar las leyes, al menos a no violarlas con descaro por temor al cadalso.


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Los restos fueron sometidos a una novedosa técnica de conservación.

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