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 domingo, 26 de agosto de 2007  
El fisco quiere remozar la imagen
Un funcionario de Afip asegura que tributar es "crear ciudadanía"

Construir ciudadanía a partir modificar la cultura tributaria es la nueva imagen sobre la que está trabajando la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) puertas afuera —hacia los contribuyentes— y puertas adentro entre sus propios cuadros profesionales y los organismos del mismo rango a nivel provincial y local. “No hay derechos que se vuelvan efectivos si no hay recursos que puedan sustentarlos”, señaló Alejandro Otero, del Instituto de Estudios Tributarios de Afip y ex director de Rentas de Capital Federal.

El funcionario, quien coordinó la jornada regional de fortalecimiento de la Red Federal de Administraciones Tributarias que tuvo lugar en Santa Fe y reunió a técnicos y profesionales de distintos organismos de la provincia y de otras jurisdicciones como Córdoba, Entre Ríos y Mendoza, explicó que pese al avance en los acuerdos entre la Afip y los organismos recaudadores provinciales, la cooperación “siempre es difícil” en función de que “todos son muy celosos de sus funciones y competencias”. En ese sentido, señaló que “muchos organismos tienen reticencia de acercarse a la Afip porque temen que le recorten la autonomía”.

—Educación tributaria exige trabajar en conjunto con otros organismos como los ministerios de Educación pero ustedes marcaban que hay cierta reticencia por parte de éstas dependencias. ¿Por qué?

—Teóricamente los distintos organismos se especializan en sus funciones y muchas veces cuesta ver visiones integradas o más sistémicas que nucleen cosas que aparentemente no estén vinculadas. Nosotros ahora hablamos de reglamentación tributaria de una red federal de administraciones tributarias que buscan avanzar en la construcción de ciudadanía y eso significa que no hay derechos que se vuelvan efectivos o que dejen de ser meros enunciados de buenas intenciones si no hay recursos que puedan sustentarlos. De manera que en la construcción de ciudadanía, la función recaudatoria y tener los recusos para que esos derechos sean efectivos, es absolutamente básico. Sin embargo no es lo que tradicionalmente la gente piensa.

—Hoy la Afip cuenta con información, tiene la forma de procesarla, concentrarla y organizarla. Pero, ¿hacia qué segmento orienta su acción en cuanto a control?

—El ojo está puesto en reducir los niveles de incumplimiento, de elusión y morosidad y fraude.

—¿En algún sector en particular?

—En determinadas coyunturas se enfatiza más un sector que otro. Pero visto a largo plazo, la función de la administración tributaria es hacer que el nivel de cumplimiento sean aquellos que marca la ley. Por supuesto, todos coincidimos en que en un país que tiene las brutales desigualdades que tiene la Argentina lo justo es que paguen todos, más los que tienen más y menos los que tienen menos. Pero eso lo debe establecer la ley. Lo que hace la administración tributaria es hacer que la ley se cumpla para cualquier segmento. En ese sentido, para cualquier nivel de presión tributaria eliminar niveles de incumplimiento es mejorar la redes de equidad.

—Teniendo en cuenta que cualquier modificación de la ley depende de la voluntad política ¿Qué prioridades fija hoy esta gestión?

—Una cosa que creo que se está aprendiendo en materia de administración tributaria en el país y en el mundo es que la función de recaudación, la gestión del sistema tributario, es una función del Estado. De modo que cuanto menos supeditada esté a los designios del poder de turno, mejor. Cuando estuvo atada a esos vaivenes a nivel nacional se retrocedió en gran medida en la construcción de ciudadanía. Porque ésto supone garantizar los recusos que hagan que los derechos sean efectivos.

—¿Hubo que trabajar mucho puertas adentro para que se entiendan estos conceptos?

—La cooperación entre organismos públicos es siempre difícil. Históricamente al amparo del federalismo se construyeron estrategias de poder que generaron que los organismos sean muy reservados y celosos de sus funciones y competencias y poco dispuestos a cooperar. Es difícil lograr la cooperación sólo apelando a la buena conciencia o intenciones.

—¿Entonces cómo se hace?

—Nosotros apelamos a la responsabilidad política del ciudadano, en tanto funcionario y servidor público. No hay manera de avanzar en conseguir un país más justo si no mejoran los niveles de recaudación. Pero el trabajo es arduo porque se construyeron estrategias de poder hacia el interior de la Afip como de la Afip hacia las administraciones provinciales. Muchos organismos tienen reticencia de acercarse a la Afip porque temen que le recorten la autonomía. Porque no están preparados y esto no es inocente.

—Todo este concepto de tributar para crear ciudadanía choca con el tradicional concepto del recaudador de impuestos que tanto rechazo generó en todas las épocas en la humanidad. ¿Buscan cambiar esa imagen?

—Es cierto, en general la imagen que nos acompaña es desoladora. Creo que en el futuro inmediato la imagen de aquellos que profesionalmente se dedican a una tarea que es esencial y básica para la construcción del Estado, como es la obtención de recursos cambiará. No hay Estado sin capacidad de recolectar recursos para la construcción de ciudadanía. Pero eso todavía está por ser construido.
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Otero dijo que "no hay derechos sin recursos para sustentarlos".

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