|
domingo,
26 de
agosto de
2007 |
Nace un nuevo sistema financiero
Ben Bernanke deja atrás la estrategia de Alan Greenspan. Fijará metas de inflación para definir las tasas
Salvador Di Stéfano
El termino riesgo moral se utiliza al analizar los efectos contraproducentes de los seguros. Se refiere a la idea de que cuando se cuenta con un seguro, aumentan las posibilidades de que ocurra el hecho contra el cual se lo compró porque el asegurado se siente menos incentivado a adoptar medidas preventivas.
Por caso, el dueño cuya casa está asegurada no se preocupa tanto por cerrar la puerta con llave o las personas que tienen un seguro de salud se preocupan menos por su bienestar físico.
En el ámbito financiero existe riesgo moral cuando ante situaciones de iliquidez alguien aparece en la escena como prestamista de última instancia. Toma medidas de índole general, para corregir el error de los especuladores y compromete a todos para resolverle el problema a unos pocos. Pero si no resuelve el problema de éstos pocos, puede transformarse en un problema del conjunto. El error está en dejar que estos problemas tomen cuerpo ya que una vez que esto sucede hay que asumir costos que pocos quieren tomar.
En las últimas crisis financieras, como la ocurrida en 1998 con la caída del Long Term Capital o cuando el Nasdaq se derrumbó en 2000, la receta del entonces titular de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), Alan Greenspan ,era cálidamente recibida por Wall Street.
En cada una de las crisis inyectó toda la liquidez que el mercado le pedía, pero también bajó las tasas para darle oxígeno a quienes habían especulado sin reparar en los riesgos.
En este escenario, el mercado no castigaba a quienes habían hecho las cosas mal, sino que se terminaba perjudicando a quienes no especulaban, porque de haberlo hecho, la FED lo habría rescatado y habría crecido más en patrimonio que la competencia.
En Estados Unidos el riesgo moral estaba instalado, la formula Greenspan disimulaba todos los errores en que podría incurrir una entidad financiera, o alguien que manejaba un fondo de inversión. El fantasma de la crisis de 1930 está instalado en los mercados financieros mundiales, y siempre alguien saldrá a rescatar al mercado, antes que el mal pase a mayores.
El problema era que ante el hecho consumado de que la Reserva Federal se comportaba como prestamista de última instancia para los especuladores, cada cuatro años la receta para salir de la crisis era una baja sostenida de los tipos de interés. Este descenso invitaba a la especulación, porque los tipos de interés se colocaban en valores más bajos que la inflación y esta baja de tasas era el virus que incubaba la nueva crisis.
Así la baja de tipos de interés para socorrer al mercado, luego de la crisis del Long Term Capital, derivó en la exuberancia irracional en el mercado de acciones tecnológicas. Luego para poder paliar esta crisis se bajaron los tipos de interés de manera tal que incubaron la crisis del mercado de hipotecas. En algún punto debería cortarse esta situación de crisis, baja de tipos de interés y nueva crisis.
El nuevo protagonista
Ben Bernanke llegó a la FED en enero de 2006 con apenas 51 años, no se retirará rápidamente y, por ende, debía buscar una solución a este problema. Por tanto, puso por delante el riesgo moral ante todo y luego la salud de la economía americana.
La crisis en el mercado de hipotecas es fácil de comprender. Los tipos de interés bajaron en Estados Unidos del 6% al 1% anual para rescatar al país de la depresión. Los inversores asustados por el traspié del mercado de acciones en los años 1998 y 2000, no confiaban en el mercado de acciones y bonos y prefirieron invertir en propiedades. Si a esto le sumamos que la tasa de interés bajaba exageradamente y las hipotecas se abarataban, se produjo un incremento fuerte en la demanda de propiedades que hizo que los precios subieran exageradamente.
La tasa al 1% no podía sostenerse eternamente, la Reserva comenzó a subir los tipos de interés elevándolos al 5,25% anual en un período corto de tiempo. Esto implicó que las cuotas de las hipotecas subieran fuertemente de precio poniendo en peligro el cumplimiento de pago.
Las hipotecas sub prime son las de baja calificación y las que menos resistieron la suba de tasas. Los fondos que se habían constituido para financiarlas comenzaron a no pagar a los inversores. Otros fondos quebraron y desaparecieron acrecentando el temor. Todo sería más normal si las hipotecas hubieran estado en manos de los fondos, pero no. Fueron descontadas en los bancos para con ese dinero poder armar otro fondo.
Cuando sobrevino la crisis, los bancos que tenían estas hipotecas como garantías, tuvieron que asistir a los inversionistas. Los que tomaron la hipoteca dejaron de pagar y le devolvieron la propiedad al fondo, que al vender la hipoteca les entregaron la casa al banco. Los inversores, al no cobrar, iniciaron la demanda al fondo que se las traslado al banco. Así el foco del conflicto en el mercado de hipotecas se vivió en EEUU, pero como los fondos descontaban hipotecas en bancos de todo el mundo, la crisis se propagó, especialmente en Europa.
Ante este escenario la Reserva Federal y el Banco Central Europeo actuaron coordinadamente. Inyectaron todo el dinero que hacía falta, pero no bajaron los tipos de interés de corto plazo, que para EEUU se ubicaban en el 5,25% anual y en Europa en el 4% anual.
Un escarmiento
Esta fue la primera gran señal que le dieron al mercado: se terminó el salvataje de bancos. Ahora quien hizo las cosas mal las paga, y seguramente nacerá una nueva generación de banqueros en el mundo al amparo de las nuevas reglas de juego que instaurará Bernanke.
Tanto en EEUU como en Europa se procedió a una baja desmesurada y arbitraria de los tipos de interés, que alentó burbujas inmobiliarias en ambos lugares.
Hoy el ajuste recién comienza, por lo tanto lo que observamos no es el final sino el comienzo de un cambio muy fuerte en las reglas de juego.
El código de ética que Bernanke trajo bajo el brazo, y que adoptó Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, es que dará liquidez y bajará lentamente los tipos de interés. Quien tenga que irse del mercado lo hará, para no dejar ninguna duda de que no habrá prestamista de última instancia.
El riesgo moral
Los costos del riesgo moral son muy altos. En 1930 fue una cruda depresión, pero hoy el sistema económico está robusto. Por ende, Bernanke tiene espacio para seguir. El viernes pasado la FED bajó la tasa de redescuento para las entidades financieras del 6,25% al 5,75% anual.
Pero lo más importante es que acepta cualquier tipo de garantía (bonos, hipotecas, etecetera.) para sus redescuentos a 30 días los que pueden ser automáticamente renovables.
El mensaje es claro. Los que depositaron dinero a plazo fijo en los bancos americanos, pueden retirar el dinero sin problemas.
Lo que no se sabe es si el banco se hizo el depositó seguirá siendo del mismo dueño en algunos meses. Así, la FED apuesta a la confianza del sistema, pero no a la confianza de los jugadores del sistema.
enviar nota por e-mail
|
|
|