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 domingo, 26 de agosto de 2007  
Escenario. Los analistas prevén un reacomodamiento en el destino de las inversiones, que se orientarán hacia activos menos riesgosos
Los créditos sentirán el coletazo de la convulsión de los mercados mundiales
Por la crisis se prevé una suba de tasas de interés en préstamos de consumo y a empresas

Patricia Martino / La Capital

Los mercados mundiales miran atentamente hacia el Norte y se espera que la calma llegue a las plazas internacionales cuando se concrete la anunciada baja de los tipos de interés en Estados Unidos por parte de la Reserva Federal (FED) de ese país. Sin embargo, los cambios que para algunos pueden ser positivos para otros pueden jugar en contra. En la plaza local se prevé un aumento de las tasas, tanto las ligadas al consumo como las vinculadas a los sectores productivos y también las relacionadas con los ahorro de la población.

La Reserva Federal recortaría la tasa en 25 puntos básicos en la próxima reunión que realizará el 18 de septiembre y el indicador quedaría en 5%, aunque esta baja tendría un segundo capítulo y llegaría a 4,75% hacia fines de año.

Los analistas consideran que los mercados emergentes, como la Argentina, se encuentran actualmente en una zona de riesgo y se comportan en forma contraria a lo que sucede en el Primer Mundo.

Por eso prevén subas de tasas y huidas a los activos más líquidos y menos riesgosos como las Lebac. En suma, y a pesar de que el gobierno está haciendo lo imposible por frenar las alzas, se está realizando un ajuste silencioso, paulatino y gradual.

Como ejemplo de lo que pasa en la plaza local, el economista Jorge Bertero mencionó que en el último tiempo las tasas activas de consumo pasaron de 2 a 2,5% mensual, mientras que el sector empresario se enfrenta a un indicador que subió de 1,5 a 1,7% mensual.

El analista precisó que análogamente los rendimientos de los plazos fijos se fueron de 8% a 10% anual. “A nivel internacional las tasas a corto plazo de primerísima línea van a bajar porque esta crisis trae recesión y la gente se refugia en los mejores instrumentos. A nivel local estamos en una zona de riesgo, el comportamiento es al revés. Las tasas suben y hay huida a los activos más líquidos y menos riesgosos como las Lebac, los bancos lo van haciendo gradualmente”, indicó Bertero.

El titular del Instituto de Estudios Económicos de Fundación Libertad, Salvador Di Stéfano, coincide con las alzas de las tasas aunque aclara que “no fue una suba muy espectacular” y advierte que “los bancos están muy celosos de prestar a largo plazo porque no pueden fijar las tasas y las empresas tienen algunos problemas con esta situación”. También señaló que las entidades financieras “están preocupados por un incipiente crecimiento del nivel de morosidad”.

Sergio Mantoni, director de la consultora SJM, advierte que las tasas de interés locales no están desconectadas de lo que ocurra internacionalmente, sino todo lo contrario.

“Es notorio el incremento evidenciado en la prima de riesgo, mayormente la calculada sobre los bonos de la Argentina pero también la registrada en otros países emergentes. No existe escenario en el cual exista volatilidad creciente internacionalmente y no acusen recibo las tasas locales. De hecho algunas líneas de créditos subsidiados fueron suspendidas como consecuencia de la volatilidad”, subrayó el analista.



Argumentos locales

El especialista en mercados considera que el aumento evidenciado en las tasas no responde únicamente a la situación internacional sino que el plano local tuvo un peso específico propio en esta cuestión y considera que seguramente será creciente en los meses venideros. “Va a ser muy difícil mantener los actuales niveles de tasas en el futuro, por ejemplo es impensado pretender que la gente coloque sus depósitos a tasas negativas indefinidamente, y no estoy viendo que el desmantelamiento de este esquema venga por una caída en los niveles de inflación, sino todo lo contrario”, precisó Mantoni.

Un informe de la consultora Ecolatina brinda precisiones sobre los últimos pasos del Banco Central de la República Argentina( BCRA) para frenar las subas de las tasas.

Según explica la consultora, la entidad financiera introdujo un importante giro en su política de los últimos meses, pasó de comprar dólares excedentes para sostener el tipo de cambio alto y esterilizar pesos a vender dólares e inyectar liquidez para bajar las tasas del sistema financiero.

Pero esta tendencia no sería suficiente para controlar la tendencia alcista.



Menos expuestos

Respecto a la crisis internacional, Ecolatina considera que en el corto plazo el impacto de la mayor volatilidad sobre la economía real local es reducido, no hay signos de mayor deterioro en el sector financiero doméstico y el tamaño e injerencia de éste sobre la actividad productiva es menor que en otros países.

Sin embargo, advierte que la mayor incertidumbre puede ralentizar el consumo de bienes durables y encarecer el financiamiento de créditos no productivos.

Asimismo, la consultora considera que tasas de interés de largo plazo más elevadas afectarán la inversión en un momento que las empresas tienen una menor capacidad de autofinanciamiento y mayor necesidad de crédito bancario.

Ecolatina considera que la discusión de fondo es, en definitiva, si el ajuste responde sólo a una crisis de liquidez o si el impacto es más profundo y compromete la solvencia.

Las implicancias de uno u otro escenario son obviamente muy distintas; si el problema es sólo de liquidez con una política de shock de la Reserva Federal de los Estados Unidos la situación debería encarrilarse en pocos meses y el impacto sobre el crecimiento global sería reducido.

Por el contrario, si la crisis es de solvencia la política monetaria es insuficiente, el horizonte de recuperación se extiende a años y el impacto sobre la actividad económica se vuelve significativo. Aún no hay evidencias suficientes para descartar uno u otro escenario.

“El impacto en el sistema financiero local todavía es acotado pues tanto los depósitos como los préstamos no exhiben señales de deterioro”, señaló Ecolatina.

Sin embargo, desde el punto de vista patrimonial, la fuerte reducción en el valor de los títulos públicos tendrá un efecto negativo en la valuación de las entidades financieras, ya que integran una parte no menor de sus colocaciones en este tipo de activos.

De este modo, todo indica que habrá un reacomodamiento en las entidades en función de la composición de sus carteras.

No obstante, “la mayor incertidumbre general se traduce en una suba del tipo de cambio nominal y un fuerte salto en las tasas de interés de corto plazo”, subraya el informe.

La consultora detalla que la presión alcista sobre las tasas de interés en un contexto de desarme de posiciones en peso se hizo sentir fuerte en los últimos días. La tasa interbancaria (call money) a un día alcanzó 23% el 27 de julio tras promediar menos de 8% en junio y nuevamente se elevó a 14 % la semana pasada. El BCRA también debió convalidar mayores tasas de corto plazo en las subastas de letras (Nobacs y Lebacs).



El impacto en el consumo

La mayor incertidumbre puede ralentizar el consumo de bienes durables y a futuro puede haber una moderación del consumo si se encarece el financiamiento, personal de tarjetas o préstamos personales, pero el impacto será menor pues el principal driver de la demanda continúa siendo el incremento de la masa salarial, destaca Ecolatina.

Asimismo, el análisis de la consultora se enfoca en que en un contexto de menor liquidez internacional se deberán convalidar mayores tasas de interés de largo plazo que afectarán la inversión.

“Para peor, como los niveles de rentabilidad tienden a normalizarse, disminuye la capacidad de autofinanciamiento a través de reinversión de utilidades por lo que se necesita una participación mayor del crédito bancario como canalizador de ahorros para incrementar una oferta que corre por detrás de la demanda”, precisa.

Así, en un escenario de mucha incertidumbre, donde las variables pueden dispararse en una u otra dirección, las recetas aún resultan apresuradas, pero no los diagnósticos.

La realidad indica que la solvencia, la liquidez y el escenario de extrema tranquilidad en los mercados es un capítulo del pasado y atender a estas variables será clave para los consumidores y las empresas.
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En un contexto menos líquido se deberán convalidar tasas de interés de largo plazo que afectarán la inversión.

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