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jueves,
02 de
agosto de
2007 |
Plaza y miseria
La carta destacada del señor Buzgalo del pasado martes me reconcilia con la cálida humanidad de los rosarinos. Después de espantarme por la incalificable nota del DNI 13.588.762 del pasado viernes, que destila discriminación y absoluta ignorancia de cómo viven los más humildes, estas palabras del martes me parecen maravillosas. El señor Buzgalo pone la verdad sobre sus pies: no hay que buscar al enemigo donde no está, hay que resolver los problemas que generan las movilizaciones sociales. Hay que resolver el hambre y las enfermedades de millones. Después nos preocuparemos de si alguien pisó los canteros de alguna plaza. Las verdaderas flores de nuestra patria son esos niños que juegan a la pelota en la plaza San Martín, que también es suya.
Abel Cossani
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