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 domingo, 22 de julio de 2007  
Poesía de extraña intensidad

Poesía

  • El monte de los árboles sogueros, de Marcelo Dughetti. Recovecos, Córdoba, 2007, 45 páginas, $ 12.

    Hay una excelente novela de Antonio Di Benedetto, “Los suicidas”. Y no mucho más en literatura argentina que aborde el tema del suicidio y los suicidas. Pero el valor del libro Marcelo Dughetti (Villa María, 1970) no surge simplemente de que trate una cuestión difícil y rara de leer, sino de la factura misma de sus poemas, que aúnan elementos oníricos y fantásticos y un tono de confesión en un registro singular.

    Los poemas quedan enmarcados entre dos cartas escritas en verso y fechadas en 2000 y 2006. Ambas dan cuenta del inicio y del final de un proceso cuyo desarrollo se sigue en los poemas. El monte de los árboles sogueros, aludido en el título, aparece allí como un lugar concreto, un sitio algo apartado de la ciudad, y a la vez como una especie de alegoría, ya que los suicidados, como se dijo de Van Gogh, siempre son de una sociedad. Y Dughetti ha declarado que empezó a escribir el libro a partir de la impresión producida por una serie de suicidios ocurridos en Villa María, en una “época de menemismo tardío”.

    Aun cuando a veces bordean lo siniestro, las imágenes de Dughetti no son lúgubres. Ni celebran la muerte, al contrario. Como decía Cesare Pavese, el suicidio aparece aquí relacionado con una “protesta de vida” y una entrega. “Yo tenía un poema para escribir, comenzaba con un/ verso deslumbrante./ Nunca escribiré ese poema, / porque todas las mañanas cae un martillo del tamaño del cielo”, dice uno de los poemas. El sujeto nada sabe de poesía, sino de ese martillo “que disloca mis rodillas” y carga sus palabras de interrogantes y una aguda capacidad de observación, que lleva al lector hacia el centro de ese monte, como si hubiera algo magnético en sus palabras.
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