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domingo,
22 de
julio de
2007 |
Mañana comienza el signo de Leo
Cristina Giménez
Desde mañana y hasta el 22 de agosto el Sol transitará por Leo. Es el quinto signo del zodíaco, de polaridad masculina, perteneciente al trígono de fuego. De modalidad fija, se le atribuye un carácter fuerte, firme y dominante, aunque menos impulsivo y más tranquilo que Aries, otro de los signos de fuego. El elemento fuego le da un temperamento vital, alegre, energético, luminoso y extrovertido, y la modalidad fija lo hace más persistente, firme y con tendencia a concentrar su poder.
Este signo está regido por el Sol. Esotéricamente Leo es la luz de la autoafirmación, la luz del alma. La sensibilidad que conduce al conocimiento personal, la autoconciencia y la autoafirmación. Si habría que definirlo con una frase esta sería: “Yo soy ese y ese soy yo”. Se le atribuye el color amarillo y el sabor amargo.
Uno de los rasgos salientes de su carácter es el valor, suele ser altruista, digno, generoso, fiel, sin dobleces y al mismo tiempo de corazón ingenuo. También abierto, frontal y firme en sus convicciones. Cuando su Sol está bien ubicado con respecto a otros planetas, tiene gran confianza en sí mismo y es muy magnánimo. Se trata del signo de la individualidad y la autoconciencia, inclinado a veces al orgullo y a la arrogancia como defecto.
Leo es un signo que sabe gobernar, posee gran talento organizador y suele irradiar autoridad natural. Es un signo colorido y positivo que goza intensamente de la vida y que pone su corazón en lo que emprende; muy leal y buen anfitrión, padre protector que cuida a quienes ama.
A veces puede ser posesivo y controlador, pero es afectuoso, apasionado, creativo, de naturaleza patriarcal que disfruta de las cosas buenas e importantes de la vida. A diferencia de otros signos, prefieren los lujos y las cosas espléndidas. Los leoninos suelen estar en el centro de la escena y les gusta llamar la atención.
Los individuos más evolucionados de este signo son dignos, directos, autocontrolados, sinceros y confiables. El órgano que rige a Leo es el corazón, el sistema circulatorio y la columna vertebral. Como los otros signos de fuego, confía y se apoya en la voluntad para sobreponerse a las dificultades de la vida y desaprueba la debilidad y la autocompasión. En la mitología se lo asocia a Hércules, al león de Nemea y a todas las sagas de héroes y dioses solares.
En el mito Hércules mata al león sin armas, con su propia fuerza, estrangulándolo con sus manos. La lucha con el león simboliza la muerte.
Leo es una gran constelación de 95 estrellas y una de las pocas que recuerda la figura que lleva su nombre, un león agazapado.
La cabeza está formada por una hoz de seis estrellas que van desde Epsilon hasta Alpha Leonis, con el cuerpo del león extendiéndose detrás y su cola marcada por Beta Leonis.
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