|
domingo,
22 de
julio de
2007 |
Hostels, un negocio que en Rosario está amenazado por la saturación
Los empresarios del sector se quejan por la falta de regulación oficial sobre el rubro
Clarisa Ercolano / La Capital
El turismo, que empezó a despuntar como un nuevo negocio en Rosario en los últimos años, segmentó el mercado de ofertas de servicios. Así, de la mano de la apertura de lujosos hoteles de cuatro y cinco estrellas en la ciudad para atender al segmento de alto poder adquisitivo y corporativo, surgieron los hostels y alojamientos compartidos para atender la demanda de turistas jóvenes, grupos de estudiantes y visitantes extranjeros que buscan recorrer gastando poco.
Pero como ocurrió con muchos sectores en la Argentina, y a contramano del dicho, lo que abunda daña. Así lo creen los empresarios de hostels, quienes aseguran que la desinformación sobre los avatares del negocio provocó una proliferación de nuevos emprendimientos que están afectando seriamente la actividad.
Lo que arrancó con sólo dos hospedajes de este tipo en 2004 llegaría a 17 alojamientos en el primer mes de 2008. “No sabemos si somos parte del boom o de la catástrofe”, afirmaron a La Capital entre risas nerviosas, los titulares de tres hostels locales. Y enseguida pasaron a explicar los problemas que enfrentan.
“Cada vez que sale una nota sobre hostels llenos de gente, a alguien se le ocurre que es un buen negocio, recicla una casa, pone una bandera y arma otro hostel más”, dijo Adrián Campi, dueño del Hostel de Pichincha.
Su colega Miguel Rodríguez, titular de La Comunidad, agregó: “Este fenómeno sucede los fines de semana largos, pero yo al hostel lo tengo abierto de lunes a viernes los 365 días del año y no siempre es así”.
Falta de regulación
Los titulares de los hostels consideran que faltan políticas que regulen la actividad, los precios y la atención y servicios que se ofrecen a los visitantes. “En el ente turístico ni siquiera saben la cantidad de turistas que ingresan a la ciudad y no conocen bien lo que es un hostel, porque nos derivan familias con personas mayores y el ambiente que ofrecemos no es el adecuado para ellos, con lo cual tenemos que mandarlos de vuelta a que busquen otro tipo de alojamiento”, señaló Omar Origuela, dueño de Cool Raúl. Este grupo de jóvenes emprendedores se permitió además dudar de la tan mentada condición turística de la ciudad. Argumentaron que las políticas de promoción puertas afuera no son suficientes y que es difícil lograr que la gente vuelva a Rosario. “En un fin de semana largo está todo cerrado, hasta los museos y además los extranjeros muchas veces sufren discriminación a la entrada de los boliches”, señalaron enojados.
Y hablaron además de lo que bautizaron como efecto “cíber”, algo que también ocurrió en la Argentina con las canchas de paddle y los videoclubes. “Ahora todos quieren abrir hostels”, dijeron e indicaron que tanta oferta deprecia la actividad, porque hay algunos que cobran 10 pesos la noche cuando la tarifa está acordada de 15 a 25 pesos.
Por otra parte, los empresarios aseguraron que “indefectiblemente” sobrevendrá un declive de la actividad el año que viene y además advirtieron que cuando muchos deban renovar sus contratos de locación, algunos se verán obligados a cerrar las puertas.
Estudio de mercado
Por eso reclaman hacer un estudio que determine realmente el ingreso de gente que hay en Rosario y desde allí establecer hasta dónde es rentable el nivel de apertura, que se incrementa año a año.
El director del Ente Turístico Rosario (Etur), Juan Niffenegger, aseguró que el número existente hoy es el adecuado para el movimiento que tiene la ciudad. “Si se abren más plazas, la oferta aumentaría mucho y el negocio se estaría perjudicando”, indicó y celebró el arribo de turistas que se incrementa año a año.
enviar nota por e-mail
|
|
|