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 domingo, 15 de julio de 2007  
Famatina: montañas a la riojana
Excursiones, pesca en el dique de Chañarmuyo y vuelos en parapente. Opciones para todos los gustos

A 235 kilómetros de la capital riojana, una serie de pueblitos de casas de adobe rodeados de álamos y nogales, se extienden al pie del cordón de Famatina. Las opciones contemplan un tranquilo paseo en coche recorriendo las capillas, museos, viñedos y plantaciones de nueces y manzanos; excursiones en 4x4 hasta la mina La Mejicana; y pesca deportiva en el dique de Chañarmuyo. Para aquellos que deseen segregar un poco de adrenalina, un vuelo en parapente en Cuesta Vieja, a 1600 metros de altura.

La ruta provincial número once, a 230 kilómetros de la ciudad capital, es un sinuoso camino entre las montañas que atraviesa una serie de pueblos de largos callejones con casas de adobe, escondidas entre de viñedos, nogales, al pie del cordón de Famatina. Carrizal, Angulos, Santa Cruz, Pituil, Santo Domingo, Famatina y otros, son los nombres de los pueblos que surgieron en épocas pasadas, cuando ilusionados mineros se instalaron en la zona en busca de oro de las montañas que rodean el valle.

Sueño dorado. Durante siglos la riqueza del oro y plata del cordón de Famatina hicieron de este valle, uno de los centros mineros más importantes de América latina que, a lo largo del tiempo atrajo a numerosas poblaciones. Allí donde hoy se levantan casas de adobe, piedra y ladrillos, en los siglos XVI y XVII tenían sus moradas los indígenas de la cultura Incaica, Aguada, Cienaga y Diaguita. Fruto de la milenaria avidez humana, han quedado siete kilómetros de ruinas del Camino del Inca que se puede visitar en las afueras del pueblo de Campanas.

La característica principal de cada uno de estos pueblos, es que crecieron bastante poco a lo largo de los últimos siglos, y a pesar de ser muy pequeños —el más numeroso no supera los mil habitantes—, cada cual tiene su correspondiente iglesia de varios siglos de antigüedad, y la religiosidad que en esta zona es prácticamente unánime, se refleja en las numerosas fiestas católicas celebradas en cada uno de ellos por igual.



Templos y capillas



Las iglesias y capillas famatinenses conforman uno de los principales atractivos de la región y tienen un importante valor arquitectónico. Los templos de cada pueblo que, en su mayoría se erigen frente a la plaza principal, atesoran antiquísimas imágenes de la época colonial.

La iglesia de San Pedro en el pueblo de Famatina conserva la imagen de un Cristo que fue traído desde el Perú en el siglo XVIII. Esta obra artística de tamaño natural, está hecha en cerámica, cuero y resina que permite —mediante un sistema de cuerdas— la articulación y movimiento del cuello y los hombros. Esta imagen es centro de devoción en la Semana Santa, cuando la colocan en un ataúd de cristal extendiéndole los brazos en paralelo al cuerpo en el atrio del templo, y luego es llevado en procesión por las calles del pueblo.

La parroquia de San Pedro en Alto Carrizal fue construida en piedra cortada a mano por los habitantes del pueblo a mediados del siglo pasado. Entre sus particularidades se destaca la forma, que es semicircular, de su arquitectura y sus campanas de bronce con dibujos en bajorrelieve.

Entre los edificios religiosos más importantes de la región se puede visitar la Iglesia de San José de las Campanas, declarada monumento nacional, cuya patrona es la Virgen del Rosario; la iglesia de Santa Cruz, el templo de Pituil y su patrono San Isidro, aunque se venera una serie de imágenes más, una de ellas un óleo de Santo Domingo de Guzmán, que data de 1615 y que fue restaurado recientemente. En la iglesia de Plaza Vieja se venera el Cristo Pobre, una antiquísima imagen de Cristo que es el centro de devoción popular en la Semana Santa. En este pueblo también se realiza anualmente el pesebre viviente en los escenarios naturales del cerro La Cruz, y atrae una gran cantidad de personas durante las vísperas navideñas.

La principal fiesta religiosa de la zona es la multitudinaria celebración del Niño de Gualco, que se realiza cada mes de diciembre, cuando la imagen es llevada en procesión desde el pueblo de Angulos hasta la localidad de Famatina. El santuario es una pequeña casita solitaria, rodeada de álamos y un extenso jardín, al pie de una ladera del cordón de Famatina. La peregrinación se hace por la ruta provincial número 11 a lo largo de 30 kilómetros y recorre casi todos los pueblitos del departamento. A la orilla del camino se puede ver una serie de construcciones de caña que sirven de refugio para los promesantes.



Museo Acnin



Los numerosos vestigios pertenecientes a las culturas aborígenes que poblaron la zona se exhiben en el museo Acnin, ubicado frente a la plaza principal del pueblo de Campanas. Este museo, de origen arqueológico regional, conserva piezas en cerámica y piedra de las culturas Ciénaga, Aguada y Diaguita. En su colección se destacan morteros de piedra, tinajas, vasijas, y decenas de piedras dibujadas con petroglifos. En una vitrina podemos observar, flechas, puntas de hachas, hachas con cuello y una urna funeraria que contenía los restos de un bebé.

Los pirquineros. Uno de los circuitos más atractivos es el cerro Nevado de Famatina, con su magnética imponencia de sus 6.280 metros cubiertos por un radiante manto de nieve. A sus pies, en la zona de Playa Amarilla, Playa Ramblones y Mariposa de Oro es posible ver, aún hoy, el trabajo de los pirquineros. Estos ilusionados “lavadores de oro”, son pequeños productores mineros dedicados al lavado y recolección del preciado metal.

La extracción se hace en forma manual, filtrando y seleccionando las partículas de oro —pirita— que bajan con el agua de los deshielos, en una especie de coladores gigantes.

La Quebrada de Chañarmuyo. En las Sierras del Famatina la naturaleza alterna profundos valles cubiertos de verde, ríos de agua dorada y cristalinos arroyos formados por los deshielos. Entre los lugares más bonitos está la quebrada de Chañarmuyo donde hay un dique, a 8 kilómetros al sudeste de Campanas, y se puede practicar la pesca de pejerrey y diversos deportes acuáticos.

Labores y sabores. Una singularidad de los pueblos de Famatina es que las casas están bastante separadas una de la otra y tienen a su alrededor mucho espacio verde y distintas clases de plantaciones frutales. El gran número de plantaciones de nogales convirtió a la región, en el primer productor de nuez de la provincia y el lugar donde se elaboran los mejores productos regionales, como pulpa de nuez, dulces y jaleas, frutas disecadas y arropes de varios tipos. La vitivinicultura se desarrolla en forma excelente en los distritos de Chañarmuyo, Pituil y Plaza Vieja, elaborándose vinos pateros, grapas y aguardientes de excelente calidad. En la localidad de La Cuadra se puede comprar alfombras, peleros, artículos de campo y algunos enseres para el hogar hechos en forma totalmente artesanal.

La Mejicana. Centenares de turistas al año llegan a Famatina para visitar el Cable Carril, una de las obras más alta y larga del mundo, construida a principios de siglo, para transportar el mineral desde los socavones hasta la estación del Ferrocarril. Con un recorrido de 35 kilómetros, a lo largo de nueve estaciones enclavadas en lo alto de la montaña, el circuito turístico asciende a más de 4.000 metros hasta la mina La Mejicana.

La excursión se hace en vehículo 4x4 y parte desde el pueblo de Famatina. A partir de allí, comienza la travesía en plena montaña. Durante el recorrido los matices del paisaje se renuevan a cada instante, y las sinuosas cuestas con subidas constantes, desafían las posibilidades de las 4x4. El recorrido termina en la estación número ocho del cable carril. Al frente, el cerro negro contrasta con el azul intenso del cielo, mientras que todo lo demás es color caramelo.


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