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 domingo, 15 de julio de 2007  
Robinho y Messi dirimirán hoy quién es la estrella de la Copa

Están condenados a enfrentarse: el rosarino Lionel Messi y el brasileño Robinho no sólo nacieron en países irreconciliables en el mundo del fútbol, sino que además eligieron trincheras opuestas en su salto a Europa. Ambos vivirán esta tarde el capítulo más importante hasta la fecha de su aún joven rivalidad, cuando se enfrenten en la final de la Copa América.

  Messi y Robinho ya se vieron las caras en España. Los dos saben bien lo que es la tensión del máximo clásico de la Liga, Barcelona-Real Madrid, pero ahora la batalla es por algo más que tres puntos.

  Messi, el crack de Barcelona, se convirtió en el referente de la selección argentina, la gran favorita para alzarse con el título. A pesar de la magnífica actuación de Juan Román Riquelme en su vuelta al equipo nacional, Messi levantó de los asientos al público venezolano que lo erigió en su predilecto gracias a sus genialidades.

  La Pulga no marcó tantos goles como Robinho, que es el máximo artillero del torneo con seis, pero el que logró el miércoles ante México, cuando picó la pelota a la carrera por encima de un defensor y de Oswaldo Sánchez, mereció la admiración del mundo.

  “Con ese gol se terminó el partido. Era para cerrarlo”, dijo Alfio Basile, que pese a que trata de contener la euforia en torno al delantero de 20 años, no puede evitar avizorar el futuro: “Va en camino de ser un monstruo del fútbol”.

  “Es un enorme jugador. Si sigue jugando así, ya lo veo en poco tiempo peleando el Balón de Oro”, aseguró el mismo Robinho, que llegó a España hace dos temporadas, mucho más tarde que un Messi que fue criado en las categorías juveniles de Barcelona. Una historia bien conocida por los rosarinos.

  Robinho, de 23 años, aterrizó en Real Madrid procedente de Santos con el título de “jugador diferente”, según palabras del entonces vicepresidente del club, Emilio Butragueño. Sin embargo, al brasileño le tocaron tiempos turbulentos en el equipo blanco. Con la dimisión del presidente Florentino Pérez, las luchas intestinas por el poder y la llegada al banco del estricto técnico italiano Fabio Capello, su figura se fue desdibujando para aterrizar en el banco de los suplentes.

  Pese al reciente título del campeonato de Liga, el delantero no consiguió aún brillar en España como lo hizo en Brasil, donde sus malabares llevaron a Santos al título. Por eso, la Copa América, en la que asumió con éxito la responsabilidad de ser abanderado del equipo ante la ausencia de estrellas como Ronaldinho o Kaká, está rehabilitando su imagen.

  De la actuación de Robinho y Messi dependerá en gran parte el destino del encuentro de esta tarde: la primera gran cita de ambos cracks, que apenas tuvieron protagonismo en el Mundial de Alemania 2006, con sus selecciones. De ese duelo saldrá, probablemente, el mejor jugador del torneo.
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