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domingo,
15 de
julio de
2007 |
El placer de jugar sin molestar ni ser molestado
El Winning Eleven no sólo es el juego excluyente de los playrooms y que convoca tanto a los adolescentes como a los que ya están peinando canas, sino también uno de los más vendidos a la hora de buscar un divertimento para llevar al living del hogar.
Pero más allá de ser accesible para jugar en casa, no son pocos los que eligen concurrir a las salas y pagar un promedio de 2 pesos la hora para disfrutarlo. ¿Las razones?: hay dos fundamentales. Los televisores de 29 o 34 pulgadas, que escasean en las viviendas particulares; y, sobre todo, no madres, hermanos, perros, chicos ni esposas interfiriendo con el juego.
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