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sábado,
14 de
julio de
2007 |
Un nuevo reto que comprende distintos frentes
Guillermo Villarreal / DyN
La Iglesia católica latinoamericana lanzó una gran misión para recuperar los fieles que perdió a expensas de cultos evangélicos, en un continente que evalúa con democracias frágiles amenazadas por desvíos autoritarios y una brecha social escandalosa.
El compromiso quedó sellado en La Habana, donde los obispos de la región aprobaron el “plan global” para poner en práctica el Documento de Aparecida, que recoge las conclusiones de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe celebrada en mayo en Brasil.
Un texto (aprobado por el Papa Benedicto XVI) que plantea luces y sombras en la evangelización, y traza un diagnóstico de la realidad sociopolítica continental.
Pero que también ofrece pautas para “relanzar” la Iglesia en el continente, a través de una mayor apertura de la estructura eclesiástica, un mejor acompañamiento de los fieles, una intensa formación de cuadros políticos católicos y una renovación de la opción preferencial por los pobres.
Ofensiva religiosa que tuvo en su génesis la impronta del cardenal Jorge Bergoglio (Buenos Aires), quien logró imponer un párrafo sobre la inequidad social.
“La Iglesia está convocada a ser abogada de la justicia y defensora de los pobres ante intolerables desigualdades sociales y económica, que claman al cielo”, se subraya en el documento.
El párrafo incluido por el purpurado porteño todavía resuena en los despachos de la Casa Rosada, cuyos funcionarios más conspicuos ensayaron una réplica apenas salió de la boca del arzobispo en mayo pasado.
Otro de los puntos que desvela a los obispos es la consolidación de las democracias latinoamericanas. A pesar de valorar el “positivo proceso de democratización” en la región, los prelados estiman que existen “graves retos y amenazas de desvíos autoritarios”, aunque sin puntualizar a quién o quiénes se refieren.
No obstante, los presidentes Hugo Chávez (Venezuela) y Evo Morales (Bolivia) se sintieron tocados por ese renglón del documento, por lo que recomendaron a los obispos dedicarse a rezar y no entrometerse en asuntos civiles.
Los obispos aspiran a profundizar la identidad cristiana de los católicos y a recuperar los fieles perdidos desde una visión no proselitista. Tal el eje de la gran misión continental que acaban de empezar.
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