El sentido de educar

La relación entre lo que se aprende en la escuela y la vida cotidiana es fundamental para el director Raúl Gagliardi. Para dar cuenta de esta idea hace referencia a las bajas temperaturas de estos días y los problemas energéticos derivados de las mismas. “¿Cuánta gente usa la energía solar para calefaccionar?”, se pregunta.

Considera que la evaluación de la escuela debe pasar también por ver cómo enseña a utilizar los elementos que ofrece la vida cotidiana para mejorar la calidad de vida. Y dice que una de las tareas es enseñar a organizarse y a planificar.

Para graficar esta idea, recuerda una experiencia de alfabetización dada en Africa. La protagonista del ejemplo es una mujer analfabeta que fabricaba y vendía jabón. “Cuando se le enseñó a leer y a escribir, se partió de los nombres de las personas a las que les fiaba, y cuando se le enseñaron los números, desde el presupuesto que necesita para su trabajo”, cuenta el director.

El aprendizaje de esta mujer tiene sentido, en tanto puede mejorar su trabajo. “En ese caso no sólo se la ha formado para leer y escribir, sino también para organizarse”. “Esto —insiste— de formar para organizarse, gestionar y planificar es también una tarea de la escuela”.