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sábado,
14 de
julio de
2007 |
Otra meta: rescatar la figura del maestro investigador
Uno de los archivos más preciados que se conservan en el Irice, que funciona en 27 de Febrero 200 bis (Ocampo y Esmeralda) es el que remite a la experiencia pedagógica de las hermanas Olga y Leticia Cossettini. Allí están los cuadernos de clases, verdaderos registros que muestran cómo enseñaban las Cossettini en la Escuela Serena.
Pero el flamante director del Irice Raúl Gagliardi asegura que quiere convertir el instituto en un banco de datos de las experiencias educativas que se hacen en las escuelas. “No de esas consideradas maravillosas, sino de las que muestran cómo se trabaja en situaciones concretas para superar la pobreza”, cita como ejemplo.
—¿Cómo se desarrollará esta idea?
—Comenzaremos tratando de integrar primero las experiencias de Rosario, para luego difundirlas. Porque lo que ocurre es que muchos profesores aprenden en sus carreras a desarrollar métodos propios, pero hay poca interacción entre unos y otros, y luego esa experiencia se pierde.
—¿Cómo se forma un docente investigador, en qué puede trabajar desde su oficio?
—Primero: cuando utiliza una metodología que le dio resultado, registrarla y hacerla conocer, difundirla. Y en lo primero que debe investigar es sobre cuáles son las dificultades que les presentan sus alumnos. La verdad es que en todos los países los problemas que mencionan los maestros son los mismos: la violencia, la falta de atención, de motivación, las dificultades de aprendizaje y el alumno que no lee, todos son problemas comunes que están en Suiza, Africa o la Argentina. Y en cada escuela siempre hay un maestro que encuentra soluciones, buenas o malas, para esos problemas. Sin embargo, no hay comunicación entre unos y otros. Mi propuesta es que además de registrar y difundir esas experiencias se puedan analizar científicamente actividades y resultados.
—¿No cree que el maestro trabaja mucho desde la intuición, más que desde una matriz de investigación profunda?
—Es que hay que organizarlo. Por eso mi idea de hacer el centro de documentación de experiencias educativas. Me interesa el trabajo del maestro en situación real, para saber qué hace con un chico con hambre en la escuela, cómo le enseña; qué hace con un alumno violento. A partir de eso trabajar sobre concepciones comunes, ver cuáles son los “conceptos estructurantes” que tiene que enseñar. Si esa tarea se hace más sistemáticamente, hay más posibilidades de ir solucionando los problemas concretos. No se trata de hacer cambios que vengan de arriba y se impongan, porque así como el maestro tiene que aprender de sus alumnos, los ministerios tienen que aprender de sus maestros. De la rica experiencia que se está perdiendo. Nuestra idea es centrar la escuela en los alumnos y sus maestros.
Otros proyectos
El director del Irice enumera otros proyectos sobre los que ya empezaron a delinear los primeros pasos, y que tienen que ver con ayudar a la escuela a integrarse a la comunidad, para que actúe sobre ella y se apropie de los recursos que le ofrece.
Indica que muchas veces los recursos están al alcance de la mano, pero no se conocen. Por eso propone una apertura de la escuela a los centros y organizaciones cercanas a ellas. “Eso facilita su tarea”, dice.
También desde el Irice se planifica para este año un encuentro con maestros de zonas marginales. Además, se está teniendo un contacto con la provincia para ver en qué problemas puede colaborar el Irice. Igual que con el municipio.
“La idea fundamental es la transferencia de conocimientos a la sociedad”, concluye Gagliardi para enfatizar una vez más el vínculo entre educación y calidad de vida.
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Fotos
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"Así como los maestros aprenden de sus alumnos, los ministerios pueden hacerlo de sus maestros", dice Gagliardi.
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